Un día perfecto para el pez banana lanzó a fines del año pasado su primer videoclip y desde entonces no para. Revista Dínamo entrevistó a esta banda cordobesa

Por Gastón Stein

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Suba, el primer disco de Un día perfecto para el pez banana estrenado hace un año, deposita al oyente en una nube encantadora de vaivenes rítmicos y melódicos. Una obra creada desde la pureza musical, que innova a cada centímetro y se hace canción con la brillante voz de Lucila Escalante. Integrada por cinco músicos cordobeses, el grupo se abre su camino en el mundo del rock, el pop y el musical.

Revista Dínamo: ¿Cómo fueron tus inicios en la música?
Lucila Escalante: Mi inicio en la música es mi literal inicio. Canto desde que tengo memoria. Mi mamá dice que mis primeras balbuceadas eran imitando canciones que ella me cantaba. Todo lo que hacía se acompañaba de melodías, cualquier cosa. Tan así que a los cuatro años mis papás me propusieron entrar a una escuela de música de Córdoba. Estudié comedia musical, porque bailé muchos años y cuando vi la oportunidad de conjugar todo no lo dudé. Pero con Un día perfecto para el pez banana, la música comenzó a formar parte de todo y, al lado de mis compañeros, me hice consciente de que quería hacer de eso mi vida.

RD: Arriba del escenario propones una performance muy interesante. ¿Cómo se relacionan en vos la música y el musical?
LE: Soy fanática del musical. Los musicales son, para mí, el realismo mágico más desafiante de la música y el teatro, porque son una fantasía que puede ser real. Creo que la gente le tiene miedo a los musicales por eso, pero no es imposible hablar cantando. Prefieren decir que son cursis o ridículos antes que aceptar que nunca van a tener tanta música como el personaje de un musical, simplemente porque él vive en la música y nosotros con ella. Arriba del escenario, las canciones son más que una lista de temas de una noche; prefiero encarnarlas a cada una, vivirlas y contarlas. Es mi manera de hacer música, cada uno tiene una.

RD: La participación en YPF, destino rock creó grandes expectativas en la gente. ¿Eso generó algún tipo de presión a la hora de trabajar en el primer disco?
LE: No, tampoco estoy segura de sí se generaron grandes expectativas en el público. Sí puedo decirte que nosotros somos de grandes expectativas y si surgen presiones, lo más probable, es que sean desde nosotros mismos.

RD: Suba fue producido por Mariano “Manza” Esain. ¿Cómo fue esa experiencia?
LE: Puro aprendizaje. “Manza” hoy es mi amigo, pero por sobre todo un gran maestro que me enseñó a sentir el espacio de grabación, a conseguir los sonidos que imaginaba, y poder llevar el vivo a un material reproducible. Es muy fácil y muy difícil para mí grabar, y es porque siento que no basta con una “buena toma”, sino que pienso en cómo plasmar la emoción que carga la voz en una única vez, porque la canción de un disco es una única vez y por ende tiene que ser la mejor. Pero lo mejor es subjetivo y eso es lo que “Manza” me enseña siempre a buscar y conseguir cada vez que producimos.

RD: El carácter ambicioso de Un día perfecto hace que se diferencien del resto. Pocas bandas de Córdoba lograron, en tan corto tiempo, lo que ustedes obtuvieron…
LE: Es una mezcla entre ambición y pasión. No basta con que algo te apasione, necesita perseverancia. Y necesita ser necesario. A eso lo define el momento y la gente. Creo en otras propuestas de Córdoba como Hipnótica o Francisca y Los Exploradores porque de hecho los necesito. Son música buena, original y hermosa. Celebro lo logrado pero pienso en todo lo que nos falta por recorrer.

RD: Un día perfecto construye canciones desde la experimentación: súbitos cambios, mantras corales y melodías de extrañeza musical. ¿Qué encuentran en esos logros compositivos?
LE: El camino de una propuesta. Somos una banda y conseguir un sonido leal a nosotros es el mayor logro, pero ese “sonido” es un recorrido. El logro es estar en la ruta y poder ver hacia atrás y hacia delante, saber que te gusta lo que hacés, saber de dónde viene e idear a dónde querés que vaya. La canción pop trabajada, con elementos de composición que no refieran a un modelo particular, sino que sean los necesarios… esa búsqueda creo que da en la “extrañeza”, que en realidad es extraño solo por no ser convencional.

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RD: El mar, el viento y la necesidad de explorar universos son elementos recurrentes en la lírica de las canciones…
LE: Es muy importante para nosotros hablar de nuestro universo. Las letras las escribimos Iñaki o yo, pero hablan de cosas que pueden ser de los cinco y que pueden ser de todos. A primera vista, son elementos que nos rodean: el mar, el viento, el espacio, pero nuestras canciones hablan de cosas muy comunes como los desafíos, amores, desamores y caídas. Todas esas cosas que le pasan al mar nos pasan también a nosotros, los hombres. Elegimos hablar de los universos porque los vemos a la par y consecuentes con nosotros.

RD:¿Qué más nos podes adelantar del nuevo álbum?
LE: Por lo pronto, el EP va a salir en julio y el LP, más adelante. El nuevo material hace más énfasis en la parte oscura del pez banana, tanto en lo musical como en las letras. No se abandonan las guitarras tintineantes ni las melodías juguetonas, pero hay un despojo que tiene que ver con paisajes y situaciones más desoladas. Y eso porque la banda es consecuente y compone en relación a momentos que vivimos cada uno.

Un día perfecto para el pez banana
Santiago Alvarez – Batería
Lucila Escalante – Voz
Juan Manuel Pairone – Bajo
Javier Rabinovich – Guitarra
Ignacio Ruibal – Guitarra
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Foto: Lu Leiva