Anticasper es una de las bandas que cambiaron la historia del rock contemporáneo de Córdoba. Revista Dínamo habló con sus integrantes

Por Gastón Stein

Anticasper

El universo indie de Córdoba se mueve con seguridad al compás de buenas creaciones y segrega una dosis alta de frescura que promete un futuro alentador. Armónicus Daltónicus es el primer álbum de Anticasper, una banda que sabe “noisear” con estilo y busca la belleza de la canción a través de la extrañeza musical.

Revista Dínamo: ¿Cómo fueron los inicios de Anticasper?
Anticasper: La banda empieza hacia finales del 2010, con un grupo de canciones que tenía David. Un día nos juntamos a zapar estas canciones en un sótano y al terminar nos dimos cuenta que merecían un disco, que tenían una identidad fuerte y que podían llegar a ser parte de un todo. Seguido a eso, fuimos consolidando la banda, reunimos los instrumentos que nos faltaban y nos pusimos a ensayar mucho. Para finales del 2011 ya teníamos un grupo de diez canciones que estaban más afianzadas en sí mismas y listas para entrar al estudio.

RD: ¿Qué se propusieron a la hora de crear Armónicus Daltónicus?
A: La propuesta fue lograr que dentro de la heterogeneidad de estilos que englobaban las canciones pudieran entenderse como una sola cosa. Un punto muy fuerte del disco, y una de las características intrínsecas de la banda, es el de la ironía lírica de las canciones. Armónicus Daltónicus tenía que poder conjugar el mensaje de cada obra siendo consecuente desde los arreglos instrumentales, para poder hablar no solo desde las palabras, sino también desde la música en su más amplio sentido. Para esto, y con ayuda de nuestro productor, hicimos hincapié en el trabajo de la canción como canción misma. Teníamos que captar qué nos pedía el tema, tanto desde la letra como desde la música. También podría decirse que el disco nos fue proponiendo cosas a nosotros mientras lo trabajábamos, como el nombre del disco, que está inspirado en las texturas de efectos guitarreros y las melodías en paz y armonía con la disonancia.

RD: Ringo Discos generó un quiebre rotundo. Ustedes, junto con otras bandas, cambiaron la historia del rock contemporáneo de Córdoba…
A: Es lindo y a la vez fuerte. Es una experiencia que exige mucho, exige creer en que eso está realmente pasando y estar a la altura de las circunstancias. Existen dos partes fundamentales del cambio: una es la forma de trabajar y pensar colectiva y cooperativamente. El principio de que el trabajo mancomunado entre diferentes bandas, artistas, productores y profesionales es un claro ejemplo de sinergia, que enriquece y retribuye a cada una de las partes. Por otro lado, desde lo meramente musical y artístico, es el claro compromiso por buscar generar algo novedoso, auténtico y honesto, en nuestro caso buscamos la simpleza desde el trabajo detallista y comprometido. Estamos muy contentos de ser partes de este cambio con todo el equipo de trabajo que significa Ringo Discos y hoy creemos que es la clave para crecer como artistas y personas.

RD: ¿Cómo surgió la idea de incluir a Gonzalo Sánchez y Sofía Marín a la banda?
A: Escuchamos mucha música con “caños”. El Exile onmainstreet de los Rolling, los Kuryaki, Morbo y Mambo, Life in a glasshouse de Radiohead y el timbre de los bronces siempre es algo que nos conmueve. En la pre-producción del disco muchos temas nos pedían «vientos», eran como arreglos que se nos venían a la mente pero que no pudimos llegar a grabar por cuestiones de tiempo. Fue en la transición de la grabación de Armónicus Daltónicus que la conocimos a Sofi, y arreglamos un par de temas que finalmente presentamos en ese formato en vivo con trompeta. Después se sumó Gonzalo con el saxo, con quien rehicimos varios de los temas, también algunos de los cuales van a ir en el disco que estamos grabando actualmente.

RD: Hay una fusión de humor y cotidianeidad muy interesante en la lírica de sus canciones…
A: La lírica es un punto muy fuerte en la banda, lo usamos como un recurso para expresar un estado tanto personal como musical y no como una especie de trámite para que la melodía de la canción tenga una razón de ser en la voz. Buscamos tener una identidad, que escuches una letra y puedas decir que es «muy Anticasper». A veces las situaciones más simples y comunes son las que conllevan sensaciones y sentimientos más complejos e interesantes. El humor y la cotidianeidad están presentes en las letras, pero no como algo esencial o primordial, sino como una herramienta para llegar a decir, simplemente, un mensaje más complejo que cualquier persona vivió y puede entender, o como estratégica poética para causar agrado e interés en quien lo escucha. Principalmente, quienes primero escuchamos eso somos nosotros, así que le tenemos mucho respeto.

RD: El segundo álbum de la banda está en camino. ¿En qué se diferenciará del primero?
A: Existen nuevas variantes que inevitablemente van a dar como resultado un disco bastante diferente al anterior. Empezando por que ahora somos un grupo que se conoce mucho más, humana y musicalmente y crecimos con esto. Seguido por la incorporación tímbrica de instrumentos que en Armónicus Daltónicus no están, como trompeta, saxo, sintetizadores, percusión y la voz femenina. También habrá mayor presencia del trabajo coral. Buscamos un mayor desarrollo del factor de la base rítmica como una parte presente del discurso de los temas. Las letras siguen manteniendo un tinte ácido, valiéndose de vivencias terrenales pero con una vuelta más poética. Nos damos permiso al uso de la metáfora en alguna que otra canción pero sin dejar de lado la premisa del mensaje claro y directo. El principal objetivo es no aburrirnos a nosotros mismos, así que vamos a lograr algo distinto, algo fresco.

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