ArteBA fue la gran muestra que reunió a artistas consagrados, talentos emergentes, galeristas nuevos, público experto y curiosos amateurs para celebrar el arte contemporáneo.

Por María Luján Torralba

El arte contemporáneo es un disparador de infinitas imágenes, ataca los preconceptos y libera las sensaciones que conmueven al espíritu. Los cientos de artistas y las más de 70 galerías que integraron arteBA hicieron honor a esta idea y lograron que la gran exposición sea una fiesta de talento, disfrute y buena energía.

El predio de La Rural estuvo dividido en las galerías principales, el Barrio Jóven Chandon, U-Turn Project Rooms, una nueva sección en la feria que tiene como objetivo acercar lo mejor del arte contemporáneo internacional, y los stands de las empresas que colaboraron. Como 20 años no es poco, esta edición de arteBA se vio homogénea, elegante y seria, sin perder el alma vanguardista. Entre los artistas emergentes se destacaron los clásicos modernos como León Ferrari, Marta Minujín, Clorindo Testa y Luis Felipe Noé.

Al igual que los otros años, se destacó la variedad de conceptos y estilos de cada galería y de cada artista en particular. Sebastián Garbech y Nicolás Novali expusieron sus obras en el stand de la galería Bonjour dentro del Barrio Joven. Ellos explicaron que la selección de sus obras se debió al concepto propuesto por la galería para la ocasión. Así, las piezas de arte se complementaron unas con otras, a pesar de ser de distintos artistas, según definió Novali..

Con respecto a la repercusión del público, ambos artistas coincidieron en que la gente se interesó mucho por las obras y hasta, a veces, quisieron hablar con ellos para aclarar algún punto o idea que llamó su atención. Novali y Garbech concluyeron que el mejor cierre de la feria para ellos sería vender todas las obras. Garbech explicó: “Vender te permite dejar algo atrás. El hecho de que alguien te compre es muy gratificante porque significa que alguien apoya algo que vos pensaste durante mucho tiempo”. Por su parte, Novali agregó: “Vender es dejar salir la obra, dejarla volar y desprenderse de eso para seguir adelante”.

ArteBA es una gran oportunidad para los artistas pero también para los galeristas que son quienes organizan el stand y seleccionan las obras. Las galerías del Barrio Joven son las más nuevas y, por eso, el nombre del sector. Nicolás Barraza, director de Mite, contó que, a diferencia del año anterior, en esta edición vio que estaba todo «como un poco más limpio, más adulto». «Antes sorprendía más al público, ahora están más tranquilos”, señaló.

Barraza dijo orgulloso que la gente preguntó mucho por los artistas que la galería eligió para esta oportunidad. Sin embargo, Elías Santis y Fernanda Laguna “fueron el hit”. También explicó que durante la feria se reservaron obras pero que, por lo general, se hizo un relevo por parte de los visitantes para luego comprar en los últimos días.

En relación a su rol dentro de arteBA, Barraza expresó: “Yo trato que la gente me consulte todo a mí, y cuando veo a los artistas les cuento las curiosidades que surgen. Me parece que está bueno que el artista tenga relación con el comprador, ayuda más a que se concrete la compra. A veces andan por la feria y cuando alguien pregunta por ellos los llamo por teléfono y vienen. Algunos ni vienen porque son tímidos o no les gusta la exposición. Hay de todo, hay algunos que se paran al lado de la obra viendo la expresión de la gente y otros que no quieren ni estar”.

Si bien las obras esculturales, el arte efímero y las obras participativas fueron las más llamativas, hubo stands que sin ser una exhibición artística atrajeron la atención del público. Por ejemplo, el stand de la imprenta Latingráfica fue un rincón melancólico y nostálgico que remitía a los cumpleaños de la infancia pero con un estilo retro y delicado. Con una gran torta cubierta de merengue y una pared llena de papelitos con deseos escritos por la gente, la imprenta que le hace los catálogos a la feria cautivó a los curiosos y transmitió buena vibra.

Cynthia Ciocan, representante de esta imprenta offset que existe desde hace 26 años, explicó que Latingráfica trabaja con cadena de custodia, es decir, con papeles certificados. Eso significa que cada árbol que se tala se vuelve a plantar. Ciocan contó que la idea del stand era hacer algo diferente, entonces surgió el concepto de los deseos. Concluyó: “La gente se conecta con el deseo, el deseo nos impulsa, nos estimula, nos hace soñar, es algo profundo. El que no cree en pedir deseos cuando va a soplar las velitas de feliz cumpleaños pide un deseo. Ese es el espíritu de este espacio. En esta feria damos la oportunidad de desear y apropiarse del deseo de otros”.

En definitiva, esta celebración del arte y de la cultura, estuvo llena de sorpresas, talentos nuevos, bellas imágenes y energía positiva.

Fotos por Azul Maldonado