«Tenés que leer este libro, te va a gustar», me dijo una compañera de trabajo y dejó sobre mi escritorio La biblioteca en llamas. Historia de un millón de libros quemados y del hombre que encendió la cerilla, de Susan Orlean. «Gracias», le respondí, y lo guardé en el cajón. En ese momento, estaba leyendo otra cosa. Quién sabe qué. Esto pasó una semana antes de la pandemia. Y el libro quedó abandonado hasta que a mitad de año fui a buscar lo que había quedado en la oficina.
Llegué al libro, entonces, un poco tarde. La biblioteca en llamas me gustó, como vaticinó mi compañera. No me encantó, pero hubo varios puntos que me parecieron buenos, empezando por la historia principal: un incendio en la Biblioteca Central de Los Ángeles del que casi nadie se anotició porque fue poco después del accidente de Chérnobil, el 26 de abril de 1986. El sospechoso es un aspirante de actor que resulta ser un mentiroso compulsivo. En el entramado, hay una oda a la lectura, a las bibliotecas, a las personas que dedicaron su vida a los libros y muchas otras historias.
Mientras lo leía, pensé en otros dos títulos. Uno que leí en el verano de 2020 y otro que compré durante la pandemia. Voces de Chérnobil, de Svetlana Alexievich, donde la autora reconstruye testimonios de sobrevivientes y familiares de víctimas del peor accidente nuclear de la historia. Relatos dolorosos y urgentes con los que se entiende por qué el mundo no podía quitarle los ojos de encima a esa ciudad, por entonces soviética, para ponerlos en una biblioteca encendida.
El segundo libro en el que pensé es Cómo provocar un incendio y por qué, de Jesse Ball, sobre una adolescente que encuentra una vía de escape en el arte de quemarlo todo. En el caso de la biblioteca de Los Ángeles, nunca se supo realmente qué pasó ni quién fue el culpable, solo que las víctimas fueron millones de libros, muchos de ellos, de incalculable valor. ¿Habrá sido su autor ese actor medio pelo que quería triunfar en Hollywood?, ¿o tal vez alguien como la protagonista de la novela de Jesse Ball?, ¿hubiera trascendido la noticia de otro modo si Chérnobil no hubiera sucedido?
Que un libro te lleve a otro es de las cosas más lindas de la literatura.