Fotografía, sonido, video y poesía conforman el místico y potente proyecto desarrollado en Tierra del Fuego dirigido por el antropólogo y fotógrafo Nicolás Janowski
Por María Luján Torralba
Un viaje a lo desconocido guiado por el resplandor de la luna. El fin y un nuevo horizonte que se vislumbra a lo lejos. La sangre en la cara, el fuego como faro y la nada. El instinto explorador del hombre quedó marcado en las rocas. El frío y el silencio. La vida y la muerte. Las almas ancestrales gritan con el viento y se van con las olas. El fin del mundo.
Adrift in blue (Tierra del fuego, Argentina-Chile 2014-2016), de Nicolás Janowski, es mucho más que un excelente trabajo artístico, es una experiencia transformadora conformada por distintas narrativas vinculadas al imaginario asociado a la idea del fin del mundo. “Este concepto puede referirse al fallecimiento de un ser querido o a Tierra del Fuego. Es una percepción etérea. Básicamente, trabajo con estas dos líneas. Por eso se llama Adrift in blue, cuya traducción no literaria sería ‘A la deriva melancólica’”, comenta el antropólogo y fotógrafo especializado en fotografía documental, quien comenzó hace tres años a realizar este proyecto en la extrema isla austral. El proyecto transmedia está compuesto por un libro desarrollado por la editorial española Chaco, una instalación fotográfica y una plataforma web www.adriftinblue.com.
Al comienzo de una esbozada línea de tiempo, se ubica el Capítulo 1: El límite. El primer imaginario que surgió cuando se originaron los primeros mapas cartográficos del mundo. Las hipótesis referidas a un norte y a un sur, surgen como opuestos binarios. Desde la mirada de Janowski, “el hombre, por una necesidad exploratoria, empieza a vincularse y a querer llegar al último lugar del mundo. Esta primera hipótesis tiene que ver con barcos y gente yendo a buscar el primer imaginario, el continente blanco”. Este primer espacio imaginado impacta al público en la instalación a través de un hipnótico video filmado en el Cabo de Hornos, la última isla antes de llegar a la Antártida.
Avanzando en la línea, surge el segundo imaginario, el Capítulo 2: El oro. El contexto histórico es el período entre el Siglo XVII a comienzos del Siglo XVIII, cuando los hombres salieron a conquistar el territorio. Ingleses, portugueses, franceses, españoles, holandeses que quieren plantar bandera. Para ello escriben diarios de viajes con registros invaluables. Esta etapa del proyecto está constituida por pequeñas frases que construyen una nueva retórica relacionada a este segundo imaginario. “El miedo moral”, “Alto y acantilado”, “Perros que parecen zorros”, son algunos pensamientos que transportan a aquel remoto lugar.
“Junto a mi mujer, Juliana Salvans, lo que hicimos fue leer todas las bitácoras de exploradores como Cook, Darwin, Fritz Roy, entre otros. Empezamos a descubrir en aquellas descripciones técnicas que comenzaban a atisbar ciertas frases relacionadas a cómo ellos se sentían en el lugar, del cual no sabían si iban a poder regresar. En estos documentos se delinean rasgos poéticos”, explica el director del proyecto.
Un poco más adelante, emerge el Capítulo 3: El fin. Este apartado toma como base el imaginario de Martín Gusinde, un cura salesiano alemán que retrató a miembros de la comunidad Selk Nam a principios del 1900. Janowski , manteniendo la línea de su obra la cual trabaja con las ideas de procesos sincréticos, de hábitat, y de cómo las culturas se adaptan y se modifican a éste, entiende, luego de una profunda investigación, que Gusinde reinterpreta a estos pueblos originarios de un modo renacentista. Expresa: “Estos retratos están vinculados a la idea etnocentrista de cómo son las culturas indígenas. Las posturas de las manos tapando el desnudo, la mirada hacia abajo, las poses de los cuerpos, no tienen nada que ver con cómo ellos se hubieran parado, pero él los hace posar de ese modo. Si él imagina, entonces yo me imagino por qué lo hace así y luego lo resignifico. Lo hago pensando en esta idea de viaje y navegación, por eso los enmarco en hierro que tiene que ver con este campo semántico”. Además, este capítulo exhibe ilustraciones de la época. “Son la idea de cómo el hombre blanco piensa al otro, esta idea de otredad”, reflexiona.
La línea de tiempo avanza, y llega el Capítulo 4: La huída. “A principios del siglo XX se construyó la cárcel más austral del mundo donde se recluían los condenados más peligrosos de Argentina. El presidio trazó el perfil de una época y también de un lugar: una zona de extrañamiento, lejos de todo y de todos. Los fueguinos dicen que la isla te toma, te envuelve, te atrapa. Y que también te puede expulsar. Simón Radowitzky fue uno de los pocos que logró huir”, cita la introducción de este apartado en la plataforma web. Argentina – Chile, Estado Nación, campaña del desierto, un contexto feroz en el que la cárcel marca su impronta.
Radowitzky fue un anarquista que mató al Jefe de la Policía Ramón Falcón, y fue una de las pocas personas que escapó de la cárcel del Fin del Mundo. Recortes periodísticos, fotos, prontuarios, planos y folletos, integran el cuarto imaginario.
Al final de la línea, en la actualidad, se encuentra el Capítulo 5: Los últimos. Aquí, las imágenes impactantes, potentes y místicas conforman el quinto imaginario, el de Janowksi. “Nieve, viento, fuego, crudeza del espacio, el laberinto, el movimiento y el resurgir de la cultura autóctona. Mi propio imaginario social resurge en clave poética con ciertos personajes y símbolos que conforman todo un universo”, manifiesta el fotógrafo quien trabajó a lo largo de todo el proyecto con tomas directas para lograr las melancólicas imágenes. “Trabajé con gelatinas azules y flashes para llegar a esta vinculación con el azul y con el frío. Fue ahí mismo, en Tierra del Fuego, donde surgió la idea de hacerlo en azul. Es un color que está presente en el espacio, hay una luz muy fría que me lleva a esta idea del fin del mundo, del espacio imaginado desde el principio de los tiempos como un lugar extremo”, revela.
Instalarse en el lugar, apropiarse de los espacios y de sus secretos llevó a Nicolás Janowski, a Juliana Salvans y a su pequeña tres viajes durante tres años. El trabajo de investigación y desarrollo del proyecto implicó un trabajo en grupo que aún hoy, una vez finalizado el proceso creativo, continúa. El equipo también está conformado por Joaquín Cofreces, el encargado de realizar las narrativas sonoras que completan la contemplación de las imágenes tanto en la instalación como en la plataforma web.
El trabajo en conjunto, según Janowksi, tiene que ver con el contexto histórico en el que vivimos hoy. “Tiene un énfasis importante para pensar la idea de la colaboración, de los proyectos que van más allá de uno. Somos un montón de gente vinculada a estas ideas: comunicación, código abierto, fuerza colectiva. Fue todo un desafío crear un proyecto juntos.”
Adrift in blue ya se ha presentado en el Museo del Barro de Asunción, Paraguay, en Talent Latent SCAN de Tarragona, España, en el Centro Cultural Metropolitano de Quito, Ecuador y en Buenos Aires Photo – Solo Project, Argentina. Actualmente, la instalación se presenta en FoLa Fototeca Latinoamericana, Buenos Aires, hasta marzo 2017.
FoLa
Fototeca Latinoamericana – Buenos Aires, Argentina
Godoy Cruz 2626, Distrito Arcos, Ciudad de Buenos Aires