Delia Iglesias es la artista plástica y cantante que ilumina con sus creaciones. La magia, los seres cósmicos y su mensaje de compromiso recorren las fibras de toda su obra
Por María Luján Torralba
“Trato de dar un mensaje de consciencia y de respeto con la tierra, con la gente y con el idioma. Quiero transmitir, desde la humildad, el compromiso con el trabajo y con el vivir cotidiano.”
Arte en las venas
Amorosa, mística y talentosa. Así es Delia Ana Iglesias, la cantante y artista plástica que, al conocerla, uno entra en duda si ella es un ser elemental que se desprendió de algún cuento nórdico o si es un personaje salvaje de alguna leyenda latinoamericana. Tal vez sea las dos cosas juntas. Basta con escuchar su voz para quedar hipnotizados por quien podría ser la Björk del conurbano bonaerense. Su estilo encantador también se ve reflejado en sus pinturas donde enigmáticas brujas y personajes mágicos son protagonistas. Delia Iglesias es creatividad y belleza.
“Con la pintura estoy pasando por un momento de unión con lo ancestral. Todo es muy cíclico. Creo que volvemos a la raíz, a la piedra, a plantar nuestra propia comida, a viajar internamente a lo que más nos une con el otro. Es muy enfermo vivir pensando en el dinero dejando de lado lo que más te gusta siendo un eslabón más de una cadena. Es muy difícil luchar con un sistema así”, cuenta Delia mientras ceba mate en su casa que también es su taller. La joven de 35 años nacida en Madrid pero argentina desde siempre, asegura que en su comienzos soñaba ser una rock star y vivir de la venta de sus cuadros, pero hoy por hoy, no quiere ser un producto, sino una persona con quien la gente pueda identificarse o no, transmitiendo un estilo de vida que la representa sin manipular ni subestimar al otro.
Nieta de Don Francisco Amor, cantor de la orquesta de Francisco Canaro, e hija de Rafael Amor, uno de los más destacados cantautores de la canción popular, Delia sigue el legado familiar. “Mi viejo es un poeta muy grande. Tiene una manera de decir las cosas que me identifica y, a la vez, me inhibe un poco a la hora de escribir, aunque yo me mando a hacerlo de todas formas. Una cosa es mi papá y otra soy yo, está bueno reconocerse como cada uno es”, aclara.
El compromiso social de su padre fue la causante para que el matrimonio y sus cuatro hijos tuvieran que vivir en el exilio en España durante la última dictadura militar argentina. Delia reflexiona: “Mi viejo llevaba un mensaje que no era fácil llevar. Hasta se puede pensar que era un irresponsable porque él estaba a cargo de su familia, pero a la vez, creo que fue un valiente, porque su misión era válida y necesaria. Me enorgullece desde ese lado. Intento hacer lo mismo con mi familia, quiero compartir con Leo, mi novio, mi lucha por hacer lo que me gusta. Él también es artista, tiene el poder de agarrar cualquier cosa a su antojo y crear música”.
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El taller: Experiencia extraordinaria
El taller de los jueves en la cálida casa de Escalada, Zona Sur del Conurbano Bonaerense, ya es un clásico. Música, arte, mates y charlas es una linda combinación para desarrollar la creatividad. Delia es Maestra Nacional de Dibujo y Pintura y siempre le gustó coordinar el taller aunque no descarta la posibilidad de, más adelante, dar clases en escuelas. “Me gusta pasar el tiempo con la gente, algo que tal vez no se pueda hacer en un módulo de un colegio. Sin embargo, me entusiasma la idea de transmitir lo que sé y acompañar a quienes están aprendiendo”, dice.
Abierto y libre, el taller que Delia lleva a cabo desde hace tres años es un espacio preciso para expandir la mente y ejercitar la mano. Quien quiera asistir, con o sin formación previa, sólo tiene que reservar su lugar. La música del DJ en vivo más la buena onda que se genera, hacen que siempre se superen las expectativas. La joven comenta que la gente que va a dibujar experimenta un cambio, y agrega: “Me entusiasma el trabajo en grupo porque es más rico. La gente viene con propuestas propias y yo los ayudo con una mirada extra. Ese ‘ida y vuelta’ me alimenta a mí también y permite que incorpore cosas nuevas. Los chicos vienen y se tiran información entre todos, desde lugares para ir a ver, como muestras, hasta técnicas.”
La joven artista confiesa que el taller es una de las actividades que más felicidad le brindan. “Viene mucha gente con diversas inquietudes, algunos que pintan en la calle, otros, como las chicas de Del Cráneo que con basura te hacen un muñeco para un nene. Es un aporte necesario porque hablan del despojo, de que las cosas están hechas para que duren nada y, sin embargo, duran toda una vida en deshacerse y desintegrarse. También asisten chicos que están estudiando cosas totalmente distintas y vienen a concentrarse en ellos mismos, a bajar información que tienen y estar limpios para seguirla por otro lado. Que todo eso se genere en mi casa, me gusta porque me deja el lugar lleno de energía. Antes me parecía un palabrerío todo eso de la ‘la energía positiva”, y vivía tan metida en una vorágine para generar plata, que no me daba cuenta que hay que cuidarse, dejar de lado cosas que no te sumen y poder construir, porque destruir es muy fácil y cómodo. De a poco vamos a ir uniéndonos más. Creo que en algún momento todos estamos unidos en algo, que es vivir y perdurar, y eso tiene que ser la base de una nueva comunidad, de una nueva sociedad.”
Con una mirada profunda que traspasa sus grandes anteojos, y con un tono de voz calmo pero poderoso, Delia revela que pinta cosas fantasiosas con la intención de volver a la magia, de volver a creer en algo, de crear mundos desconocidos y a la vez, representar los rituales que hay en ellos. “Me gusta reflejar la unión con el universo, con lo molecular que nos rodea continuamente y que no le damos bola. Uno siempre busca el milagro de algo extraordinario y no podemos ver que una tortuga es un animal prehistórico que sigue existiendo. Quizás, me voy a lo utópico de querer mostrar que todo es milagroso. Y sí, todo es milagroso pero deja de ser visible y se convierte en algo normal, entonces, esperamos otra cosa”.
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La Música, La Manta y la Computadora
Psicodelia, hip hop, trip hop, soul, folklore, rock alternativo, wave. Todos esos conceptos, juntos, fusionados, entrelazados, pueden acercarse al estilo de Tapate con la Manta de tu Trío, la agrupación formada hace seis años que crackea la mente de quien la escuche. Delia en voz junto con El Piono, en guitarra y el MC y Beatbox Juan Manuel Becerra, fueron el trío fundador. Luego, se sumaron Sebastián Canteros en el bajo, Juan Manuel Lencinas como DJ, Ariel Sibikowski en arreglos y sintetizadores y Marcelo Tagliaferro en batería. Delia cuenta que en este momento se encuentran terminando el disco que están haciendo junto al “tremendo musicazo” Rodra López. Hasta el año pasado llevaban adelante todos los fines de semana las Manta Fest, un festival creado con el propósito de que la agrupación tenga un espacio para tocar y compartirlo con bandas y artistas amigos de otras disciplinas. “El festival se cortó por ahora porque cada uno está con otras cosas. Nos encanta pero hay que vivir también”, dice Delia.
La seducción y vanguardia van de la mano cuando se habla de Delia y la música. Bienvenidos a la computadora, es el proyecto paralelo a la Manta que lleva a cabo junto a la productora de música electrónica, cantautora y videasta Julieta Papi. Dicen que “juntos somos más” y, evidentemente, en este caso es así, porque las dos juntas son una explosión de sonidos alucinantes. Los ritmos electrónicos más las voces en vivo son la invitación a un viaje sensorial único.
Flyer show Bienvenidos a la computadora
Si bien Delia y Julieta ya se conocían desde hace un tiempo, fue hace un año cuando decidieron reunirse para crear Bienvenidos a la computadora. Delia cuenta: “La propuesta impacta en el público. Tenemos inquietud de experimentar y la gente lo nota. Los temas salen de improvisaciones que surgen en los ensayos. La improvisación nos une mucho, vamos para lados diferentes pero con el mismo fin. Sentir esa alianza con la música nos hizo unirnos como amigas. También, tenemos en mente la idea de unir de alguna forma el arte plástico con nuestra música pero todavía tenemos que desarrollarlo.” Música electrónica en vivo más dos voces cautivantes, hacen de Bienvenidos a la computadora un encuentro hipnotizador.
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Aportar para que el cambio sea real
Delia Ana Iglesias es la artista plástica madre de criaturas fantásticas y encantadoras, es la cantante de la banda emergente que patea las neuronas, es la voz del show de música electrónica que juega con el subconsciente, es la maestra de taller. Delia ha expuesto es reconocidas galerías, ha cantando en diversos escenarios, ha intervenido espacios, ha formado parte de performances grupales y, por sobre todo, ha estado siendo la promotora de un mensaje de activismo social. Mensaje que va más allá de las palabras. Mensaje de par a par. Mensaje abierto como propuesta para compartir.
Concluye: “Estamos muy dormidos, muy cómodos. Muchas veces he querido decir esto con La Manta. Hay una canción que se llama Me voy al sol y hay una parte que dice ‘Tengo todo tan cerca pero me gusta buscar, conocer, estudiar, investigar’. Quiero transmitir esto pero siempre con humildad, no querer imponerlo ni llevar el rebaño a ningún lado. Hace un tiempo que me replanteo mi estilo de vida. Yo necesito hacer lo que me gusta, poder pintar, vender los cuadros, artesanías y dar talleres. Por otro lado, comprendo que el dinero gobierna un poco todo y hay conseguirlo de alguna manera. Entender que se puede vivir con poca plata es difícil. Incentivar la transformación es un laburo de toda una vida. Yo quiero aportar en lo que pueda para que ese cambio se haga y sea real.”
Para conocer más del arte de Delia:
www.lanenaconeja.blogspot.com
Fotos extraídas de la página de Facebook de Delia Iglesias