Il Ballo del Mattone reúne la comida, la italianidad, el arte y la vanguardia. Adrián Francolini pone corazón y cerebro a este emprendimiento que se convirtió en una movida cultural
Por Agustina Ordoqui
@agusinha
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Il Ballo del Mattone suena a clásico italiano, a comida que se le hace a uno agua la boca y a benvenuti. Y aunque en verdad es así; a la vez, es más que eso. Más que el título de la canción inmortalizada por Rita Pavone y parafraseada en la película 9 Reinas. Más incluso que esos dos restaurantes ubicados sobre la calle Gorriti, en el pleno barrio de Palermo, que la pizzería y la heladería que llevan el gusto y el sentir de Italia. Il Ballo del Mattone es una movida cultural; y todo surgió a partir de la experiencia de una sola persona: Adrián Francolini.
Cuenta la leyenda urbana que Francolini sufrió un severo accidente, que estuvo en coma y que volvió de la muerte. Que desde entonces se propuso llevar el mensaje sobre el placer de estar vivo y unirlo con su pasión, la gastronomía; y que a eso le agregó el amor al arte, a la fotografía y a la música.
En primera persona: “Estuve bastante tiempo en terapia intensiva y pude resucitar. Il Ballo del Mattone nació después de eso. Al ‘volver’ y seguir con mi trabajo habitual, me di cuenta de que en mí había cambiado todo, de lo importante que es disfrutar de la vida diariamente. Puede sonar trillado, pero yo lo viví en carne propia. Disfruto mucho levantarme a la mañana. Con ese espíritu, decidí abrir un restaurant, que armamos con mi familia”, dice Francolini en diálogo con Revista Dínamo.

Con el boca en boca y el ojo atinado de Francolini, Il Ballo creció en poco tiempo, desde su apertura en 2007. “Empezó a colapsar de gente con muy buena onda y energía. Y al poco tiempo abrimos un segundo restaurant donde era un taller mecánico que había cerrado. En ese armé Il Ballo Culturale”, señala.
De esa forma, el restaurant familiar se convirtió en un polo cultural. La segunda sede funciona de día como galería y de noche como trattoria. Además, el último miércoles de cada mes se lleva a cabo un Happening. “Festejamos el estar vivos con un evento de arte y música, en el que la casa obsequia la comida; las marcas, las bebidas y los artistas empiezan a mostrar”, explica Francolini.
Personalidades como Eduardo de la Torre, Milo Lockett, Claudio Baldrich, y gente más joven Germán Toloza, Luciano Acosta, Ricardo Crespo y Camila Valdez pasaron alguna vez –o son habitués- de Il Ballo. También se realizan otros eventos, como talleres de dibujo con modelo vivo. Por otro lado, está el programa de radio, que se emite todos los miércoles a la medianoche por FM Palermo.
Y aparte, ninguna comida en cualquiera de las casas de Il Ballo del Mattone se queda sin su cuota de arte y música en vivo. “Somos una productora de contenidos que tiene restaurantes; ya no es un restaurant con arte. Es una suerte de semillero. Es una primera parada para empezar a mostrarse”, indica Francolini con orgullo, y agrega que la italianidad no es condición necesaria ni excluyente para formar parte: “Somos muy abiertos. Il Ballo tiene un multitarget inagotable. Incluso los que cocinan son artistas. Hacen más que un fetuccini”.
¿Por qué esa fusión de comida con arte y música es distinta a cualquier otro lugar de Buenos Aires? Francolini da en la tecla: “El concepto no pasa por lo comercial, sino que es algo del corazón. Y la idea es que cuando se termine la cena, no te pese la cuenta y pienses en lo lindo que la pasaste. Cuando uno termina de comer, es el mejor momento para relajarse, pensar, proyectar, hablar de cosas nuevas, para recibir sensaciones”.

De familia siciliana, Adrián Francolini se formó con las buenas costumbres italianas y comenzó a trabajar desde joven en la gastronomía. “La trattoria es tratar al comensal como en su casa”, subraya como primera lección. Asimismo, siempre tuvo una filosofía más de artista. “Nunca tuve una visión corporativista; soy un bohemio”, asegura a Revista Dínamo mientras toma una café en Altura Crucero, la heladería de Il Ballo.
Mitad gastronómico, mitad artista, con un look de capo italiano enrockecido, pelo teñido de naranja y amarillo y gafas oscuras. Y mucha actitud. Un tipo que afirma no tener pretensiones de monopolio, que se enorgullece de dar su ejemplo de vida para ayudar a otras personas y que se confiesa feliz de brindar un espacio para que artistas y cultura puedan florecer.
Francolini admite también su deseo de convertirse en el «embajador de la Pequeña Italia”, al estilo del barrio de Manhattan, pero en Palermo. “Muchas personas ni recuerdan por qué se llama Palermo, y se le pone Hollywood, Soho y pocos saben que esta zona la inauguraron inmigrantes sicilianos”, remarca.
Por eso, para el 22 de septiembre propuso la fiesta Al Dente: Día de la Italianidad, un festival artístico, cultural y gastronómico, con una decena de invitados y el auspicio del Consulado Italiano en Buenos Aires, que además coincide con el sexto aniversario de Il Ballo y la festividad de San Genaro. “La idea es festejar la italianidad de Argentina, porque acá los italianos aparecieron como pasados de moda y, en el mundo, los italianos son vanguardistas”, defiende Francolini. Y, en efecto, el mejor ejemplo es él.

Los restaurantes
Il Ballo del Mattone Originale: Gorriti 5737
Il Ballo del Mattone Culturale:  Gorriti 5950
Altura Crucero: Ángel Carranza 1601
Trastevere Trattoria: Gorriti 5893
Sitio de internet de Il Ballo del Mattone
Fotos: Facebook de Il Ballo del Mattone

