La obra del fotógrafo y antropólogo Nicolás Janowski es energía feroz. Luego de exhibir La Serpiente Líquida, presenta su último trabajo El estado de las cosas
Por María Luján Torralba
@lujitorralba
Intensidad es pulsión. Intensidad es exuberancia. Intensidad es impacto. Intensidad es fuerza. De todas estas intensidades se compone la obra personal del fotógrafo Nicolás Janowski. Nacido en Buenos Aires hace 33 años, con ascendencia ítalo rusa, el joven artista fusiona su perfil de antropólogo con la actividad fotográfica de una manera natural y profunda. Sus imágenes seducen por su poderosa belleza y tocan una fibra sensible. Las escenas oníricas con protagonistas como espectros fugaces invitan a un estado supra sensorial.
Nicolás Janowski, luego de recibirse de Licenciado en Antropología en la UAB (Barcelona, España), estudiar fotografía en París y trabajar en una comisión de la COCEF-COCEF Cooperación Ecológica Fronteriza en Ciudad Juárez y El Paso (EE.UU. y México), regresó a Argentina para perfeccionarse en fotografía documental en ARGRA (Asociación De Reporteros Gráficos De La República Argentina). Su obra se ha exhibido en México, España, Francia, Estados Unidos y Argentina de forma colectiva e individual. Actualmente trabaja para diferentes medios nacionales y del exterior.
Revista Dínamo: La Serpiente Líquida denominaste a tu trabajo fotográfico en la Selva Amazónica el cual venís realizando en varias etapas desde hace tres años. ¿Qué diferencia hay entre ellas?
Nicolás Janowski: De la primera etapa a ahora hubo una evolución de la imagen y de la historia. En cada una de ellas hay un eje muy claro que se fue modificando en el lugar. La primera etapa fue en la Amazonia ecuatoriana y se basó en la cuestión ambiental. Ver lo que pasaba con el petróleo, cómo viven las familias los derrames y como afecta directa o indirectamente a las personas que viven allí. A su vez, tuve la suerte de poder conocer a varias familias de la etnia Huaorani, una comunidad indígena tradicionalmente nómade o seminómade que se encuentra en un cambio radical de su cultura ancestral. Narrativamente el trabajo fue muy documental. Cuando volví me di cuenta que lo que me estaba pasando a mí con el lugar también era un eje de laburo. Cómo me confrontaba yo con esa realidad que es muy distinta a lo que uno vive habitualmente; la selva te interpela constantemente, te pone en duda. En la segunda etapa, mi guion base tenía que ver con conocer los procesos sincréticos, tanto a nivel cultural como religioso, que se dan en la Amazonía, específicamente en la región del Beni, Bolivia. Quería estudiar cómo había influido el proceso de contacto de las tribus indígenas con las reducciones jesuíticas. En la tercera etapa fui a Iquitos, Perú. Esta vez me quedé en la ciudad y mi mirada fue desde ese lugar. Las otras etapas eran más rurales.
RD: ¿De qué manera respetás el guion a medida que vas desarrollando el trabajo? ¿Cómo será la cuarta etapa?
NJ: Dentro de estas líneas la idea era tener el espacio para liberarme y ver qué me pasaba con el lugar, no contar tanto alguna historia determinada. El guion se fue superando. Me sirvió como esquema de trabajo para después romperlo, trabajar con la sorpresa, permitirme salir de la estructura documental, trabajar desde los márgenes. La cuarta etapa voy a trabajar directamente sobre cuestiones personales. La idea es ir a conocer plantas medicinales de la zona, contactar a varios chamanes que conocí a lo largo de todo el proyecto. Si no es en noviembre, será en febrero del año que viene. No sé si esta etapa será la última, quizás en un futuro me gustaría que este trabajo termine como un libro.
RD: ¿Cómo te gustaría que sea el libro?
NJ: Hace poco tuve la suerte de conocer a Stephen Ferry, un fotógrafo norteamericano quien se encuentra trabajando con la idea de poder hacer libros de autor de manera independiente, no con una editorial sino como un producto más artesanal. Es toda una etapa nueva. Me voy a plantear estas cosas cuando sienta que el trabajo tiene un cuerpo para hacerlo. Me interesan los libros de autor con ediciones autocuradas. Él está en este proceso, me parece muy coherente con el momento actual en el que hay un montón de información constante que nos abruma. Entonces, me gustaría poder dedicarle tiempo al trabajo en papel, tal vez dentro del reciclado, creo que va por ahí. Me seduce la idea, es un desafío. Tiene que ver también con cómo encaro este proceso, que las cosas me vayan atravesando, siendo consciente pero dándole la posibilidad a la sorpresa.
RD: ¿Cómo fue la exposición de La Serpiente Líquida que se llevó a cabo en Casa Florida en mayo?
NJ: A Casa Florida llegué por Maria Elena Mendez y Julieta Escardó, la curadora de la muestra. Es un una gran docente a quien respeto mucho., además de una talentosa fotografa. María Elena Méndez, la directora de la galería, fue la primera en ofrecerme exponer en Bs As, aunque el proyecto ya se había empezado a mostrar en algunas ciudades de Latinoamérica. Con respecto a Casa Florida, el lugar está buenísimo, es un espacio bastante nuevo pero firme en su apuesta. Se mueve muy bien. Además, María Elena es fotógrafa, por lo cual el trato es de par a par, y eso, para mí, es una de las claves a la hora de trabajar en conjunto y llevar algo para adelante.
RD: ¿Este trabajo lo hiciste solo o con un equipo?
NJ: En el Amazonas trabajé solo pero siempre con el apoyo de muchísima gente. Contacté amigos que viven en estos países y gente nueva también. Luego en el lugar las cosas pasan, te suceden, te confrontan. En el último viaje contacté con un fotógrafo peruano muy talentoso, Rodrigo Rodich, que tenía un puesto como corresponsal en Iquitos y que en paralelo hacía su trabajo personal. Me alquilé la casa de enfrente a la suya y viví su cotidianeidad, fue genial, además de que me dio una mano grande con los contactos. Todas estas experiencias también son una estructura de trabajo, si querés que te sucedan ciertas cosas tenés que estar abierto y predispuesto a acercarte a ciertas realidades y situaciones sino las cosas no te van a suceder. Creo que tiene que ver con cruzar esa línea de trabajo y ser lo suficientemente permeable para que esas cosas te atraviesen profundamente. Tener esa apertura hace que te pasen esas cosas.Y en cuanto al proceso de edición y construcción del trabajo a lo largo de estos años, quisiera destacar la ayuda incondicional de dos amigos fotografos, super talentosos, que estuvieron a lo largo del proceso, los cuales respeto y admiro profundamente. Alejandro Kirckuk y Marco Vernaschi. Cada cual desde su lugar contribuyó incondicionalmente al desarrollo de mi trabajo.
RD: Contame cómo surgió tu nuevo trabajo El estado de las cosas
NJ: Al mismo tiempo que hacía el proyecto de La Serpiente Líquida, sentía que me pasaba algo cuando estaba acá. Fueron dos años de producir material continuamente. Necesitaba de alguna manera canalizar lo que me pasaba afuera con un eje en Buenos Aires. Es un proyecto que habla a un nivel simbólico, casi no hay personas, aunque en el proceso me voy encontrando a mi mismo. Tiene mucho que ver con la abstracción.
RD: ¿Fue realizado íntegramente en Buenos Aires?
NJ: Fue casi todo hecho en Buenos Aires, pero en realidad no importa mucho el lugar porque es algo interno que me moviliza, y puede ser acá o en otro lugar. Algunas de las imágenes que no fueron hechas acá, pero sí están relacionadas con el mismo estado anímico. Eso me permitió que el lugar físico me sea igual sea cual fuere. No tiene un espacio determinado, es sobre un estado más mental. Este trabajo será presentado próximamente.
RD: ¿El estado de las cosas también será en diferentes etapas o ya es una serie terminada?
NJ: Yo no tengo ningún trabajo terminado, porque para mí los proyectos no se terminan. Me pasa que un momento no tengo más ganas de hacer imágenes que tengan relación con lo que estoy laburando. La selva fue un proceso interno de descubrimiento y Buenos Aires es lo mismo. Hace dos años que vengo con esto, por lo tanto hay un cuerpo de trabajo importante. A mí me interesa esta cuestión de la continuidad, tiene que ver un poco con ser consciente de uno mismo. La fotografía es como una excusa para trabajar sobre un proceso interno. Ahora estoy acá, así que voy a trabajar en lo que me pasa acá, no sé cuándo lo voy a terminar. Lo enmarca la necesidad de publicarlo en un momento. Me gusta que los proyectos salgan cuando uno siente que ya se desprendió de ellos. Cuidarlos en el sentido de tener un proceso de reflexión. Yo mis trabajos los comparto mucho con mis amigos y colegas. Solo me doy cuenta cuando es el momento de salir.
RD: Luego de vivir durante muchos años en España, Francia, Estados Unidos y México, ¿cómo es volver y asentarte en Buenos Aires?
NJ: Ahora por mi situación personal tengo planeado quedarme en Buenos Aires y construir mi hogar con mi familia acá. De alguna manera mis proyectos siempre están relacionados con el afuera. Me interesa la posibilidad de salir a explorar, pero SI ser consciente del lugar donde uno está. Trabajar con mi ciudad, acá pasan muchas cosas. Ahora estoy con un proyecto nuevo que tiene que ver con esto, con el sentido de pertenencia de la ciudad y con hacerse cargo del lugar donde uno vive. Siempre cuestionándome ciertas cuestiones existenciales de cómo uno entiende su espacio. Buenos Aires te quema pero al mismo tiempo están los afectos y tengo ganas de tenerlos cerca.
RD: ¿De qué trata este proyecto en la cual estás trabajando actualmente? ¿Cómo se llamará?
NJ: No tiene nombre aún. Decidí quedarme acá y tengo la dicotomía de que me es difícil trabajar en el lugar donde vivo, entonces me planteo qué me pasa con esto que me sucede. Pensé en cómo hago para sorprenderme con mi ciudad. Es todo un desafío. Mi proyecto nuevo consiste en mirar a la ciudad como si no fuera de acá. A mí al igual que a muchos fotógrafos conocidos nos cuesta sorprendernos con la cotidianeidad. Contar de alguna manera cosas nuevas sobre la vida diaria. Mi propuesta consiste en salir metódicamente a trabajar con algunas líneas, como por ejemplo, pedirles a amigos que me lleven a conocer amigos de ellos, tener intimidad de algo que desconozco desde lo inmediato. Descubrir la ciudad como alguien que viene de afuera. Muchas veces nos ponemos filtros con las personas, por eso, la idea es conocer mundos diferentes, historias nuevas y enriquecer, además, mi relación con mis amigos de la infancia. Son gente que hoy por hoy no tengo mucho que ver pero quiero profundamente, desde otro lugar.
RD: ¿Qué otras herramientas utilizas para interiorizarte en tu estudio de la ciudad?
NJ: Ahora quiero fortalecer el vínculo con mi ciudad. ¿Por qué Buenos Aires y no otra?, ¿en qué se diferencia? Buenos Aires es un lugar pero en verdad es la gente. A mí me gusta mucho trabajar con referencias, empecé por revisar otros trabajos sobre ciudades, autores clásicos de la fotografía Argentina como Horacio Coppola. Es gente que trabajó sobre el concepto de ciudad, cómo cambió, qué se modificó. Si bien algunas cosas cambiaron mucho, otras, nada. En el fondo sigue siendo la misma, la esencia es la misma, eso propone algo también.