Si en una guerra son los soldados los que arriesgan su vida, no se puede perder de vista a quienes también se exponen al peligro, pero para alimentarlos. Parece un dicho de abuela: “Cocinar para un batallón”, entiéndase por hacer cantidades descomunales de comida en una cacerola y al plato.

Por Agustina Ordoqui

En The Cooking History, el joven director eslovaco Peter Kerekes se propuso documentar el testimonio de los cocineros de once guerras acontecidas en Europa, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el conflicto de Chechenia, que terminó en 2002.

Con un toque de ironía, incluye recetas de tamaño jumbo, a las que jamás debe faltarle su pizca de sal. En algunas partes, la película puede volverse lenta, aunque no menos interesante.

Un dato extra. El año pasado cuando Kerekes presentó el documental en el BAFICI, confió que logró contactarse con todos los entrevistados al preguntar en su muro de Facebook si alguien conocía a un cocinero de guerra. Dedicado a los descreídos del poder de las redes sociales.