Por el edificio de las leyes argentinas, deambulan proyectos como la participación de las ganancias, antes impensados en un país marcado por la flexibilidad laboral de los noventa.
Por Agustina Ordoqui
@agusinha
En los últimos años, los proyectos vinculados con los derechos de los trabajadores cobraron protagonismo en el Congreso nacional. Aunque la victoria más tangible sea la reciente aprobación de la ley de Concursos y Quiebras que permite a los empleados recuperar las empresas en bancarrota, también está instalado el debate sobre participación de las ganancias.
El año pasado, los diputados Eduardo Macaluse de Proyecto Sur y Héctor Recalde del Frente para la Victoria presentaron respectivamente dos iniciativas para que las empresas distribuyan un 10 por ciento de su rentabilidad entre los trabajadores. A esto se suma la dinámica que tiene la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara baja, con reuniones casi todas las semanas.
Vale destacar que las discusiones que hoy se dan entre los legisladores argentinos no tendrían lugar en otro contexto. La década de los noventa se caracterizó por la flexibilidad laboral, la destrucción de miles de puestos y la precarización del salario y del sistema previsional. En ese entonces, el Congreso avanzaba en dirección opuesta al beneficio de los trabajadores.
Por otra parte, los primeros años del nuevo milenio estuvieron signados por las crisis y los movimientos obreros para conservar sus fábricas ante la inminente quiebra. Pero ahora, con la reactivación económica, las medidas laborales cobran un nuevo impulso y otra senda.
“Es claro que los grupos empresarios lograron tener rentabilidades importantes. Entonces, hoy podemos discutir un proyecto como el de distribución de las ganancias de las empresas entre los trabajadores”, destaca el diputado Ariel Basteiro.
“Transitamos el 28º año de la democracia, pero todavía hay muchas deudas con el pueblo argentino y una de ellas es cumplir con lo que establece la Constitución Nacional con el artículo 14º bis”, señala el secretario parlamentario de Proyecto Sur, Mario Mazzitelli.
El artículo 14º bis, en cuestión, proclama la necesidad de que los trabajadores también se vean favorecidos con un porcentaje de la rentabilidad que generan. Fue incluido durante la reforma constitucional de 1957 llevada a cabo por el gobierno militar de la Revolución Libertadora. Más de 50 años después, todavía no está en vigencia.
Un aluvión de proyectos laborales
En el Congreso, hay iniciativas sobre incorporación de las sumas no remunerativas al salario definitivo del trabajador, responsabilidad solidaria con empleados tercerizados y prohibición de trabajar los días sábados y domingos, entre otros.
¿Cómo entraron todos estos proyectos en la agenda parlamentaria? ¿Tiene que ver sólo con el crecimiento económico o es por el perfil actual del Congreso? ¿Influyen las directivas del Gobierno nacional?
Para Mazzitelli, gracias a la consolidación democrática y al soporte económico, se pueden abordas estos temas. “No sé cuánto influye el Gobierno, porque viene y va con sus apoyos. Lo dice, pero después no presiona con la agenda”, agrega.
Por su parte, Basteiro aclara que el crecimiento da el marco, pero que la presidencia de Cristina Fernández es el factor clave. “Sin el apoyo del Gobierno nacional, difícilmente un proyecto como el de distribución de las ganancias podría haberse puesto en el temario y avanzado”, afirma. El legislador de Nuevo Encuentro también destaca al resto de los integrantes de la Comisión de Legislación del Trabajo por “tratar los proyectos sin fijarse en quién los impulsa” y a las centrales obreras. “Están comprometidas en avanzar en estos proyectos”, asegura.
“Afectarán las inversiones”
Ante el avance de los proyectos laborales, se oyeron varias voces en contra. “Participen las pérdidas también”, dijo una vez el ex titular de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez. “Se desalentarán las inversiones, no es bueno para el trabajador”, advirtió algún que otro legislador reunido en comisión.
“Pensar eso es de una mirada precapitalista y prehistórica”, replica Mazzitelli. “No pueden tener miedo a que los trabajadores participen en las ganancias porque ellos también se comprometen a que la empresa funcione mejor”, indica y apunta que las inversiones extranjeras tampoco deben ser la base del trabajo.
En países como Alemania, por ejemplo, la distribución ganancial es una realidad. En Argentina, el año electoral indicará en qué momento mejor tratarlo, pero la agenda laboral ya está sentada.