En su reciente libro “Cemento, el semillero del rock”, el periodista Nicolás Igarzábal destaca la época dorada de este lugar. En diálogo con Revista Dínamo, compartió detalles y experiencias
Por Federico Moretti
@fede_pmoretti
El 28 junio de 1985, en la calle Estados Unidos 1238 del barrio porteño de Constitución, el polémico empresario Omar Chabán inauguró Cemento, un sitio que marcó al rock argentino durante los años 80 y 90. En 2004, tras la tragedia de Cromañón, Cemento cerró y al poco tiempo fue tirado abajo. Con la demolición se presenció también la caída de lo que el rock significaba hasta ese entonces: libertad y enojo contra la sociedad, relaciones tormentosas y drogas.
El cierre definitivo de Cemento fue el final de lo que significó el éxito magistral de bandas como Callejeros, Intoxicados, La Renga, Miranda! Y muchísimas más agrupaciones. El sinfín de historias dentro de este mítico lugar esperaban a ser contadas, y ahora verán la luz de la mano del periodista Nicolás Igarzábal.
Recibido de TEA, actualmente trabaja para las revistas Rolling Stone, Access y Viva. Su amplia trayectoria en los medios y el mundo del rock lo empujó a relatar anécdotas que vivió dentro de las paredes de Cemento cuando era adolescente. El resultado derivó en Cemento, el semillero del rock, un libro editado por Gourmet Musical que despliega en sus 256 páginas los orígenes de este local, las bandas que lo convirtieron en el palacio del rock y el punk, y sin ir más lejos, la personalidad y emblema que significó Omar Chabán.
Revista Dínamo: El rock ha sufrido varios tropiezos desde el regreso de la democracia en los años 80; hoy ya no se siente el gran espíritu rockero, ¿Hay bandas tratan de recrear lo que generaba Cemento en otros lugares?
Nicolás Igarzábal: Veo algo del espíritu de Cemento en el salvajismo de El Perrodiablo, en la actitud y el discurso de El Siempreterno, y en la independencia de Él Mató a un Policía Motorizado. Todavía hay grupos que valen la pena escucharlos e ir a verlos en la actualidad, por suerte.
RD: ¿Cómo fue, en tu libro, el proceso de seleccionar a aquellas bandas que eran 100 por ciento rock de las que eran punk y otras que mezclaban el rock con el pop?
NI: Fue todo un desafío porque tenía un abanico gigante, tanto de generaciones como de estilos, que iban desde Hermética hasta Miranda!, por citar dos bandas de estilos súper opuestos. Pero, justamente, me la jugué por la mezcla desprejuiciosa ya que era, en definitiva, el espíritu de Cemento. Si hubiese sido solo un libro de punk o de heavy metal, el resultado hubiese sido un libro incompleto.
RD: ¿Cuál fue el momento que marcó tu vida y labor periodística dentro de Cemento?
NI: El primero fue un show de Topos, la banda que todos los integrantes de Flema formaron después de la muerte del cantante Ricky Espinosa. Lo presencié desde el escenario ¡y encima hubo 8 bandas soportes! El segundo fue uno de Los Gardelitos con El Bordo, a mediados de 2004, por lo que escribí una crónica en donde relaté que, de tanto humo y bengalas, era una masacre ese show. Encontré esa nota mía buscando información para el libro y me dio escalofríos.
RV: ¿Cuáles son a tu criterio los recitales más significativos que marcaron la historia de este lugar, así como a las bandas que lograron llegar al éxito presentándose ahí?
NI: Uno fue el show de Los Redondos en donde Luca Prodan subió a cantar «Criminal Mambo». Otro importante fue el de los Ratones Paranóicos en un fin de año de 1991. Después hubo otra serie de eventos que marcaron tendencia: la grabación del disco de El Otro Yo, «Contagiándose la energía del otro”, las fiestas City Limits en los 90, la presentación de Fun People y She-Devils del disco «El aborto ilegal asesina mi libertad», el homenaje a Ricky Espinosa, el primer show de Los Gardelitos sin Korneta, el recital a beneficio de los inundados de Santa Fe en 2003 y el festival contra la Guerra de Irak.
RD: ¿Cuáles son los capítulos de tu libro que describen de pies a cabeza la personalidad de Chabán?
NI: Los que muestran su faceta más paternal con los músicos y el público, como cuenta Palo Pandolfo sobre una noche en que se golpeó la cabeza al tirarse desde el escenario y Chabán fue a ayudarlo con un balde de agua, o también el de Ricardo Iorio, que relató cuando Omar le recomendó estudiar inglés para progresar como cantante, o Mariano Martínez de Attaque 77, que dijo: «Chabán me cuidó más que mis padres».
RD: ¿Pensás que si no hubiera ocurrido la tragedia de Cromañon, Omar Chabán hubiera inaugurado más locales similares a Cemento?
NI: Podría ser. Hay una cita del libro de Ricardo Iorio que describe: «Si Chabán hubiese seguido, hoy sería el rey del rock». En los 90 ya había abierto uno más que Cemento y lo nombró Die Schule. Quedaba en la calle Alsina y era más chico, una especie de prueba para pasar después a Cemento. Con Cromañón fue al revés: era un lugar más grande para pasar a tocar ahí cuando te quedaba chico Cemento. En definitiva, Cemento era su medida ideal.
RD: ¿Considerás que en algún momento el Gobierno de la Ciudad se interese en destacar a Cemento como un escenario importante de la historia sociocultural argentina?
NI: Ojalá que sí. Estoy peleando por eso, porque se ponga una placa en la puerta recordando la importancia que tuvo el lugar para la cultura de Buenos Aires, tal como hay en la Perla de Once.