Sebastián Carreras, líder del grupo, contó a Revista Dínamo de qué se trata su más reciente proyecto y cómo es la creación de música digital. “SAGA Cuadro fue empezar a trabajar desde la unidad mínima, desde el instante”, adelantó

Por Imanol Subiela Salvo
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Pasaron quince años desde que Entre Ríos apareció en la escena de la música argentina. Quince años de una búsqueda estética y artística particular que le ha permitido, por ejemplo, mantener un diálogo con las artes plásticas contemporáneas, como así también poder ir más allá de las limitaciones impuestas por la industria discográfica y la cultura del rock.

El alejamiento del mundo del rock en 2010, cuando Entre Ríos abandonó los escenarios, hizo que Sebastián Carreras, quien dirige el proyecto, reformule la idea que enmarca las futuras expresiones de la banda. Así inició el concepto SAGA. “La idea de SAGA le permitió a Entre Ríos salir del ámbito del rock. La originé en 2008, cuando empecé a tener un proceso de frustración, porque intentábamos hacer planteos artísticos diferentes, pero al no entenderse íbamos perdiendo espacio y audiencia. Después de presentar Era terminé de ver que estaba fuera de todo lo que sucedía en la industria del rock y dejé de tocar. En ese momento formulé SAGA: deconstrucción y descontextualización del sonido y la imagen”, dice Carreras a Revista Dínamo.

Bajo esa idea Entre Ríos presentó una serie de intervenciones en galerías de arte, junto a una instalación audiovisual. Editaron dos discos –SAGA Catálogo (2013) y SAGA Instalación (2014)- en los cuales se volvió al origen del proyecto: hacer música digital. El afán de Carreras por deconstruir y descontextualizar la canción y la imagen llegó a tal punto que en el marco de la 17ª edición del BAFICI presentó SAGA: Cuadro, una performance en el Planetario Galileo Galilei full dome, que contó con un sistema de sonido de surround 5.1 y una serie de expresiones visuales creadas por Rosario Aless y Lucas DM.

Revista Dínamo: ¿Con cuánto tiempo contaron para trabajar Cuadro?
Sebastián Carreras: Si bien en las artes plásticas hay otro timing, más espaciado, para Cuadro tuvimos poco meses. Nos ofrecieron el marco del BAFICI para presentarnos y tuvimos que desarrollar una obra compleja. De todos modos la presentación quedó como una obra hecha y terminada que lleva al espectador a un lugar ignoto, una idea que era del rock. Esa propuesta de Cuadro es una visión moderna de la música. Quizás la visión moderna es retro en este momento, pero quizás no, porque tal vez elegir volver a ser modernos es un rasgo de esta época.

RD: ¿Qué falencias encontraste en la música para querer desarmar y descontextualizar la canción, al punto de llevarla a un planetario?
SC: En la música en sí, nada, sino en los que la hacen. Siento que a partir del año 2000 los artistas se volvieron más acomodatistas. Siempre hay una queja: “Ey, ustedes no vienen a escuchar música argentina, ustedes van a recitales de músicos de afuera”. Pero ¿vos qué estás haciendo? Fijate de hacer algo más jugado y vemos qué pasa. En vez quejarte por lo que no te dan, da un poco más vos. Siempre, en algún momento, vuelvo a escuchar Cocteau Twins, la banda inglesa post punk. Ellos inventaron lo que se conoce como rock oceánico: una música que produce una sensación oceánica, descripto por la psicología, como la sensación de volver al vientre. Lo que me pregunto cada vez que los vuelvo a escuchar es “¿Cómo llegaron a eso?”, y creo que es por un incentivo muy grande por querer hacer lo tuyo y además porque estaban en una época que el rock estaba muy incentivado. Lo que pasó con ese incentivo es que se perdió y ya no está el rock y sí en la música digital.

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Con su aparición en el año 2000, Entre Ríos demostró que entendía su tiempo: el del sonido digital. Simon Reynolds, crítico de música y ensayista inglés, afirma en “Historia electrónica”, texto incluido en Después del rock: «La electrónica se ha convertido en heredera de la seriedad del rock, de su creencia en el poder de la música para cambiar el mundo (o, al menos, la conciencia del individuo) de la convicción de que la música debe ser más que entretenimiento”. En ese sentido Entre Ríos, al entender el tiempo en el que le toca expresarse, se ha vuelto un exponente de esta forma compositiva.

La cultura rock no ha sabido entender el sonido digital y, en consecuencia, actúa y produce de manera “anticuada”, de la misma forma que hace décadas. Se mantienen postulados, como la idea de “estrella de rock”, que terminan siendo funcionales a una época en la cual “estimula la hipertrofia del yo hasta el paroxismo”, según explica la antropóloga Paula Sibilia en La intimidad como espectáculo.

Sin embargo, la expresión digital de Entre Ríos logra salirse de esos idearios porque, retomando a Reynolds, “todo eso es irrelevante para la música electrónica, la cual sencillamente no participa del negocio de la venta de personalidades”. Esa libertad genera que pueda ser posible establecer un diálogo con otras artes y otros artistas para poder fundir una expresión mayor y no un exhibicionismo de egos.

RD: ¿Cómo determinaste el diálogo entre la expresión musical y la visual para la presentación de Cuadro?
SC: Por la canción. Eso siempre lo tuvimos claro. Cuando empezamos a trabajar con los artistas visuales, Rosario Aless y Lucas DM, siempre supimos que el faro iba a ser la canción. Les pasé los temas que íbamos a tocar, con algunas premisas sobre las imágenes y luego las armaron, para después darles movimiento partir del ritmo de las canciones.

RD: ¿Por qué en Cuadro se busca “rescatar el instante, lo fugaz entre el caos”, como indica el texto que presentó a la performance?
SC: Porque la idea de “cuadro” refiere frame, que es la unidad mínima digital: hay frame en imagen y en sonido. Entendimos que usar esa idea era hablar de lo mismo con los artistas visuales. En el frame, encontramos la percepción sonora y de imagen que nos lleva a percepciones internas en nuestra alma. Fue empezar a trabajar desde la unidad mínima, desde el instante.

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El próximo mes saldrá el disco SAGA: Cuadro, el tercer episodio. “Entiendo al disco como un cierre de concepto. Ya quedó instaurada la idea y ya se entiende esto de la deconstrucción y descontextualización de la canción y la imagen”, asegura Carreras. Pero de todos modos, considera que ahora que este concepto va a estar fijado “habrá que apuntar a otra cosa”.

Dentro de esas “otras cosas” está la creación de una instalación en la que ya no esté el grupo. “Todavía no pudimos abandonar el sonido emitido por el grupo, queremos que el sonido se largue solo. No pudimos concretarlo porque no conseguimos espacios que lo permitan. Después de cada función del Planetario, nos dijeron: ‘Che, estuvo buenísimo pero a ustedes no se los veía bien’. ¡Claro! Esa es la idea. Lo que buscamos con Entre Ríos es que se resalte la imagen y el sonido”.

Con la idea de la realización de instalaciones en espacios en donde no se delimite un lugar para espectadores y otro para artistas, Entre Ríos termina con la relación histérica de intérprete/audiencia, más característica del rock. El artista se busca en la obra y en el público. Como explica Boris Groys en “Política de la instalación”, ensayo incluido en Volverse público: “Todo lo que se incluya en tal instalación se vuelve parte de la obra sencillamente porque está ubicado dentro de él. (…) La decisión del artista de autorizar a la multitud de visitantes a entrar al espacio de la obra se interpreta como la apertura democrática del espacio cerrado de la obra”.

Cuenta Carreras: “La instalación será audiovisual y se planteará durante quince días, entre cinco y seis horas por día. En cada día vamos a intervenir una canción sin que esté: que haya sonidos de la misma y referencias líricas, pero su reconocimiento quedará a cuenta del que participe”.

RD: Cada edición de SAGA fue más radical que la anterior. ¿Podrías enmarcar a Entre Ríos dentro de un género o un movimiento estético?
SC: Sigue siendo un grupo de música pop. Cuando digo pop me refiero a que es un grupo que pertenece a la cultura pop y todo lo que sucedió en ese ámbito dentro de la segunda mitad del siglo XX, pero que nació fuera de esa época, sin embargo los que hacemos Entre Ríos si estuvimos dentro de esa cultura. También forma parte de la tradición moderna, de la idea de un futuro mejor que va atrás de lo nuevo.

RD: Eso remite a la frase de Denis Diderot, un filósofo francés del romanticismo, que dijo: “Hay que ser de su tiempo”.
SC: Es que de eso se trata. Cuando empiezo a pensar una idea para Entre Ríos tengo muy en cuenta eso: que la creación sea presente en su tiempo.

Fotos: Rosario Alessio y Lucas DM – Facebook de Entre Ríos