Presentada en el BAFICI, Juana a los 12, la ópera prima de Martín Shanly, transita el submundo de los colegios privados bilingües y la angustia del paso a la adolescencia

Por Paula Núñez
@paununez

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Juana tiene 12 años y está angustiada. Está angustiada porque tiene 12 años y eso implica cambios a los que ella todavía no quiere enfrentarse. Juana va a un colegio privado y bilingüe lleno de reglas y, ya desde el doble idioma, con un contexto que la empuja a la confusión. Como indica el título de la película, Juana está pasando a la adolescencia pero no parece quererlo.

La tristeza que le generan los cambios y la falta de contención de su entorno la llevan a rebelarse de una forma pasiva. Le va mal en el colegio, le cuesta hacer amigas de su edad, prefiere jugar con muñecas a hablar de cosas de chicas. Pero los sentimientos por algún lado se destapan y el director de la película decidió hacerlo a través de un sueño de Juana, en el que revela necesitar la atención de los adultos y, al mismo tiempo, no estar cómoda cerca de ellos.

Juana a los 12 fue fresentada en la Competencia Argentina de la más reciente edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) y coproducida entre la Argentina y Austria, con apoyo de la Fundación del Cine. Revista Dínamo charló con su director, Martín Shanly, sobre las motivaciones personales que lo llevaron a hacer su primera película, a retratar la adolescencia, los colegios privados bilingües y el haber incluido entre los actores a integrantes de su propia familia.

Revista Dínamo: ¿Qué te impulsó a contar la historia de Juana a los 12?
Martín Shanly: Muchas cosas. Para empezar quería filmar algo. Después me pareció correcto comenzar por contar cosas que yo tengo relacionadas a mis raíces, con las que en un momento de mi vida sentí mucho conflicto. Fui toda mi vida a un colegio parecido al que se retrata en la película. Hubo algo de toda esa experiencia que yo quería entender mejor. De ahí sale Juana.

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Martín Shanly

RD: ¿Qué te llamó la atención de los colegios bilingües?
MS: Me interesaba explorar esa idiosincrasia especial que tienen los colegios bilingües. Vistos desde afuera lo que sucede dentro es un poco ridículo. Son espacios que están en cierta medida aislados del tiempo y del espacio. Son muy ricos en el sentido que se rigen en capas y capas de mandatos tácitos. Intentar hacer un retrato justo de eso me interesaba y al mismo tiempo me asustaba.

RD: En Juana se hace muy fuerte el tironeo entre retener la niñez y el empuje hacia la “madurez”. Quiere ir a una fiesta de disfraces pero, cuando finalmente la invitan, termina jugando con muñecos. ¿Es el miedo el principal paralizador de Juana?
MS: Sí, yo creo que sí. O por lo menos así lo pensé siempre. Uno se olvida, pero es una etapa muy difícil. Yo creo que a veces cuando el miedo o la incertidumbre es muy grande uno recurre a mecanismos para hacer que las cosas sean un poco más tolerables, una suerte de anestesia. Creo que es común a esa edad. Uno no tiene los recursos para lidiar con el grado de demandas y la enorme cantidad de cambios que se están experimentando entonces simplemente no lo hace, no lidia. Yo creo que la “apatía” que mucha gente le adjudica a Juana pasa un poco por ahí. En cuanto a la resistencia a la madurez, sí. Los cambios asustan.

RD: ¿Por qué Juana parece más cómoda con su maestra particular que en el colegio?
MS: Me cuesta mucho enunciar el desarrollo del personaje de esa forma porque creo que hay muchas cosas sucediendo paralelamente, muchas contradicciones. Se podría decir que con la profesora particular Juana se siente algo amparada, creo que ella en el colegio se siente atacada, pero decir eso también sería reduccionista. Hay muchas cosas, es complejo.

RD: La escena del sueño de Juana deja en claro que no se siente cómoda en el mundo de los adultos pero que necesita llamar su atención ¿Por qué decidiste hacerla hablar a Juana a través de sus sueños?
MS: Me parece que durante toda la película el mundo de los adultos es uno al que Juana jamás mira con mucho interés. Me es difícil explicar la escena del sueño. Durante toda la película yo me propuse concentrarme en mostrar como Juana hace todos sus esfuerzos para negar o tapar ciertos conflictos. La secuencia surge a partir de una necesidad mía de mostrar de una forma más cruda que Juana en definitiva es una chica angustiada. Esta pesadilla aparece como un paréntesis que me permite generar un cambio radical en el registro actoral y en la estética ayudando así a proveer cierta introspección al personaje que simplemente por cómo estaba siendo planteada la película, no hubiese sido posible en la “vigilia”.

RD: ¿Cómo fue el proceso de filmar a integrantes de tu familia?
MS: Mi hermana y mi mamá son las protagonistas pero también están mis dos abuelas, algunas tías y mis primos. Colocarlos en esos lugares fue algo que me resultó muy orgánico y natural. Sin embargo, poner a mi madre en ese papel me costó. Yo a mi mamá la quiero mucho, pero tengo más cosas en común con una banana. Exponer nuestras diferencias así no fue una decisión que tomé a la ligera. Al mismo tiempo me sentía ridículo pidiéndole a una actriz que inevitablemente la burlara. Finalmente, sabiéndolo o no, se terminó parodiando a ella misma.

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