El documental Calles de la Memoria interroga sobre cómo y por qué se recuerda y se olvida, y aporta la mirada de realizadores de otros países sobre la historia argentina

Por Paula Núñez
@paununez

calles 1

A partir de una consigna propuesta a un grupo de estudiantes de cine documental, la cámara de Carmen Guarini sigue a los jóvenes directores mientras trabajan el tema de la memoria. En concreto, sobre la iniciativa de Barrios x Memoria y Justicia de colocar baldosas en las calles de Buenos Aires con los nombres de desaparecidos por el terrorismo de Estado.

En diálogo con Revista Dínamo, Guarini, antropóloga y documentalista, cuenta del origen de Calles de la Memoria, proyecto que comenzó en 2008 y que ahora se puede ver en el Malba y la sala Leopoldo Lugones. También da su visión de la situación de la producción de documentales en el país.

Revista Dínamo: ¿Cómo surgió la idea de filmar la iniciativa de las baldosas de Barrios x la Memoria y Justicia?

Carmen Guarini: En principio, la idea surgió de ver las baldosas en las veredas de Buenos Aires. Yo vivo en Almagro, ahí empezaron a aparecer cada vez más y primero me llamó la atención, me pregunté quiénes las hacían. Después surgió la posibilidad de dar un taller de cine y yo ya había comenzado a pensar la posibilidad de hacer esta película, entonces se los planteé como un ejercicio a los mismos alumnos. Y fue ahí donde se empezó a concretar todo. Primero los mandé a que fueran ellos a contactarlos a la organización Barrios y después fui yo. Yo fui tras ellos.

RD: El hecho de que los alumnos fueran extranjeros, ¿lo buscaste vos o se dio así?

CG: No, fue al azar. Digamos, el azar también, de alguna manera, intervino en la estructura final que queda. Al principio, pensé en hacer una película, acercarme a la organización pero no había todavía un hilo conductor, una historia definida. Esto fue apareciendo a lo largo del tiempo. Yo el taller lo dicté en el año 2008 y seguí filmando hasta el año 2011 inclusive. Después todo el 2012 fue la edición. Así que son cosas que en el documental se van construyendo. Más o menos en 2010, cuando presenté el proyecto al Instituto Nacional de Cine, ahí ya estructuré la historia.

calles 2

RD: Porque el que sean extranjeros aporta otra mirada.

CG: Claro, la idea fue esa. Ya que eran chicos que no conocían nada de nuestra historia, no tenían el mismo contacto con ella que nosotros, entonces me pareció que podía agregar algo a una perspectiva distinta a lo que yo quería contar.

RD: Una de las estudiantes, una chica chilena, dice que en su país notaba cierto cansancio o impotencia en cuanto al tema de la dictadura.

CG: Ella viene de Chile, un país donde no ha tenido el mismo proceso de justicia, de enjuiciamientos, de compromiso de la sociedad con ciertas cuestiones. Venía un poco cansada, gastada, del hecho que efectivamente nunca se lo pudo enjuiciar a Pinochet; entonces ella expresa de alguna manera esa impotencia y esa cuestión generacional de decir: “Bueno, para qué vamos a seguir, si al final igual los tiranos duermen en sus camas”. Sin embargo, el resultado es distinto aquí. Ella se da cuenta de que hay un proceso a lo largo de estos dos meses trabajando con organismos. Además, en contacto con los mismos compañeros, va ella misma sufriendo un proceso interesante de cambio.

RD: Como antropóloga, ¿esperabas encontrar las reacciones de la gente que es entrevistada por los estudiantes en la calle?

CG: En realidad no me sorprende porque en la sociedad argentina hay muchos que quieren recordar y hay muchos que prefieren no hacerlo. Entonces era evidente que iba a aparecer, fue interesante, pero a mí no me sorprende. Es un tema que me interesa. El tema del olvido lo he tratado en otras películas. ¿Qué quiere decir olvidar? ¿Cómo se olvida? Hay un cómo se recuerda y también un cómo se olvida. Entonces me parecía interesante integrarlo. Justamente salir de estas perspectivas triunfalistas donde la memoria parece un bien adquirido y para siempre y no lo es. Es un proceso que hay que construirlo cada día.

RD: En la película vos te preguntás, y hacés que el espectador también se lo pregunte, por qué surge ahora esta iniciativa de las baldosas. ¿Lograste encontrar una respuesta?

CG: Es una pregunta retórica, más dirigida al espectador que a lograr una respuesta. La reflexión es esa. Se están dando los juicios a los genocidas, a civiles que han sido cómplices de la dictadura, a sacerdotes de la Iglesia; en fin, hay realmente una toma de conciencia bien amplia por parte de la sociedad general. Y sin embargo, aparecen este tipo de homenajes, que señalan que el camino de la memoria es un camino que no tiene fin, que no tiene final, y que no tiene por qué tenerlo. De algún modo, la película desarrolla un poco esa pregunta sin decirlo.

calles 3

RD: Y otro interrogante que planteás a partir de una discusión que tienen los integrantes de Barrios x la Memoria y Justicia es el de cuándo comenzó el terrorismo de Estado en nuestro país. Este tema se nombra, ¿pensás abordarlo en una próxima película?

CG: En principio, no lo pensé, no. Sería interesante, da para una película aparte el tema. Así que o yo u otro que pueda recoger el guante y la haga, sería genial.

RD: Ya saliendo de la película en sí, ¿cómo ves la situación de la producción de documentales en la Argentina?

CG: La veo muy bien. Muy promisoria, en crecimiento, tanto desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo. Es muchísimo lo que se está haciendo. Todas las semanas se estrenan películas documentales, realmente hay un avance muy interesante obviamente vinculado a las políticas de apoyo del Instituto Nacional de Cine. Sin este apoyo sería imposible haber tenido este crecimiento. Creo que estamos bien encaminados. Siempre va a haber cosas por mejorar, pero estamos con una producción interesante. Faltan pantallas, pero bueno, eso va para el cine nacional en general.

Sábados a las 18 en el MALBA y del 4 al 14 de julio en la sala Leopoldo Lugones acompañada de una retrospectiva de su obra