Tiene 22 años y, además de escritora, es artista plástica. Le reconforta el cuadro El Grito de Munch porque le hace pensar que «nada es demasiado y que todo es suficiente.»
Por María Luján Torralba
@lujitorralba
Florencia Mayra Gargiulo es escritora independiente. Nació en Buenos Aires pero actualmente vive en Villa Carlos Paz, Córdoba. Tiene 22 años y si bien empezó escribiendo poesía ahora se inclina hacia los cuentos. Sus maestros literarios son Jorge de la Picca, Pablo Ramos, Alberto Laiseca y la vida misma. Su pseudónimo es FMG y además de escritora es artista plástica. En su cabeza habita un sonámbulo que no para de hablar.
Revista Dínamo: ¿Qué es ser un joven escritor?, ¿desde cuándo te autodenominas escritor?
Florencia Mayra Gargiulo: No estoy dentro de ningún círculo de escritores, ni tengo contacto con ninguno. Por ende, quizás por ésta razón es que no puedo entender mi situación en parámetros más amplios, donde se comparan las situaciones. Menos mal. Viéndolo desde un lado más personal, es muy duro ser escritor, muy duro, siento una sensación incompatible con cualquier sensación pero a la vez, es tan maravillosa que no hago más que alimentarla, y entonces esa sensación comienza a nacer, y nacer, y volver a nacer, hasta que mi cuerpo está minado de millones de sensaciones, de personas, de vidas, de pasados, de conversaciones, todas juntas tomando el té a la mañana, todas juntas yendo al baño, y todas juntas acechan por la noche. Siempre estoy en el borde de una ola mirándolo todo desde arriba, esperando la caída, pero también observando la luna. Así me siento yo, quizás algunos lo tomen como un oficio más pero yo no, será por eso que no gano plata, y me duele tanto el pecho cada vez que arranco las palabras que salen de adentro de mí. No me denomino escritora. Siempre digo que «escribo» y trato de camuflar la palabra entre otras como fotografía, pintura, técnica mixta que son otras cosas que hago como para que nadie le preste atención o no le de importancia, como tratando de ocultar un asesino en un identikit.
RD: ¿Cuáles son tus referentes literarios?, ¿qué texto te marcó para siempre?
FMG: Para ser sincera no creo tener referentes, podría llenarme la boca de nombres pero nada de eso influencia, puedo leer millones de autores y nunca hacer un buen poema. Son anexos. Por nombrar algunos me gusta Carver, Poe, Arlt, Huxley, Whitman, H.O. Wells es una lista muy larga.Los árboles mueren de pie, fue un libro que leí en el colegio, y me pegó muy fuerte porque fue entonces que me di cuenta que la vida es muy complicada, y hay que vivirla de la mejor manera, honrar la vida y morir de pie. Me di cuenta de las metáforas y vicisitudes de las acciones. No es un libro que recomiende en la actualidad, no porque no sea bueno, si no porque quizás siento que forma parte del pasado, en ese momento de mi crecimiento por algún motivo me nockeó.
RD: ¿Cómo llegan las historias a tu mente?, ¿en qué te inspirás?
FMG: Creo que llegan cuando hay temas recurrentes que viví de diferentes maneras, entonces ya el tema me anda merodeando y quiere hacerse carne. Me fijo que tomar de cada experiencia y le doy. Puede ser poema, cuento, relato, etcétera. También llegan en situaciones de mucho estrés o tristeza o cuando me invade el vacío de sorpresa y me pongo a llorar o escribir o entender de donde viene todo. Me inspira la belleza de la naturaleza, su perfección y la imperfección de nosotros. Las disyuntivas del mundo, la sociedad hasta en los elementos más imperceptibles. El misterio, la nostalgia todos los adjetivos y verbos. Me inspira todo creo yo. O quizás no sé lo que me inspira hasta que me inspira, al ser humana me identifico con todo y a la vez con nada, siento todo y soy de piedra. Me inspira pensar que no soy yo la que escribo si no que es la voz del mundo dentro mio quien intenta mandar mensajes a través de mi cuerpo, en la conexión que nuestra mente tiene con lo a temporal de la existencia.
RD: ¿Qué concepto englobaría toda tu obra?
FMG: Pienso que eso es imposible. Son muchas las mutaciones y el tiempo como para que un concepto pueda definir algo.
RD: ¿Cómo definirías tu estilo?
FMG: Lo defino muy propio. Al escribir desde chica formé una letra muy personal y tampoco soy de recurrir a los mismos escritores por ende siempre todo es muy cambiante. Sin apego.
RD: ¿Qué personaje de ficción te hubiera gustado ser?
FMG: El Principito.
RD: ¿Con qué artistas de otras disciplinas te identificás?
FMG: Con la mayoría de los fotógrafos que sacan en blanco y negro o estenopeica. Massive Attack, Yann Tiersenn, Escher, Lynch. El cuadro El grito de Munch es una imagen que me reconforta mucho, siempre tengo esa imagen en la cabeza, en ella siento que todo lo que pueda decir está englobado y eso por un lado me hace sentir bien. Pienso que nada es demasiado y que todo es suficiente y pensar así me da cierta paz.
Sobre Florencia Mayra Gargiulo
Se pueden leer sus textos en su Facebook, blog o revistas varias en las que hace colaboraciones. Actualmente no tiene publicaciones individuales en papel
En Facebook es: Florencia Mayara Gargiulo
Y acá, para disfrutar, el cuento de Florencia Mayra Gargiulo, Aquel
La besó. Buscaba una escapatoria entre las tetas de Julia. Como si su madre le pudiera dar la leche entre los senos de la desconocida, como si su padre le diera la palmada que de niño necesito tantas veces. Ella simplemente estaba quieta, como suele estarlo, casi siempre, callada, un tanto viajada en el instante, hacía el país de los inertes. Y se veía en un espejo de feria, desnuda, con una mordida en la entre pierna, y una manzana podrida en lugar de corazón, sale de ahí, los inertes caminan como caballos ciegos detrás de los muslos sin cuerpo, entonces la observan, se acercan lentamente, ella empieza a correr, entra en un edificio lleno de plumas, nada entre las plumas, se ríe de las plumas, sale por la puerta trasera, con los pies mojados, se había convertido en ángel. Vuelve, siente algo suave, rasposo, que le cosquillea en el pecho, aún estaba aquel dándole el beso. Sintió en su boca mojada gusto a whisky y coca-cola, tenía las manos mojadas. Le dijo: “Quisiera… hacerte el amor en un río angosto e infinito, y que a los costados solo hubiera arena, y un millón de pavos reales” sí, eso dijo, pero no le estaba hablando a él, estaba conversando con alguien imaginario que ella sentía pero no sabía donde estaba.
Hablaron tanto, que no se dijeron nada. Ella estuvo con él, en una pequeña habitación blanca, donde no habían plumas blancas, ni pavos reales, donde ni siquiera estaba Julia, cuando él, estaba adentro de ella. Volaba para escapar, mentalmente de las decisiones que no tomaba, escribió en su mente: “A veces, cayo tanto, que me siento una gota; fría, transparente, invisible, en donde el ciego ve el supuesto brillo, pero yo, tristemente se, que solo son las formas de los objetos que se reflejan en mí. Una gota, chiquita entre un millón de gotas que se caen, omnisciente quizás, pero muda, que se evapora tan rápido como llega”
El azar la estaba convirtiendo en zombie, las palabras muertas dentro de ella, estaban pudriendo su cuerpo. Generando un compost humano; hecho de desechos de palabras, de acciones incompletas, de vidas paralelas. En el lado oscuro de su mente, ella estaba totalmente despierta.
Se enamoró, éste de aquella, la desposo. La convirtió en suya.