Las historias de terror provocan fascinación y convocan con una fuerza apabullante. La obra «El Dique», que está en cartelera en el Camarín de las Musas, propone un juego de tensión entre realidad y fantasía, e invita a un inquietante recorrido por el siniestro mundo de nuestros temores más hondos.
Por Gabriela Koolen
Un bar que parece perdido en un pueblo de montaña. Cuatro hombres oriundos del lugar y una mujer recién llegada de la capital coinciden en una noche en la que lo fantasmagórico y lo real desdibujan sus límites. A través de relatos compartidos todos -incluidos los espectadores- forman parte de una experiencia que transita por el registro de lo onírico, y de la que nadie saldrá intacto.
Como en un ritual que no cesa de repetirse, los protagonistas cuentan historias de terror, de esas que inquietan, porque se quedan flotando en las zonas más oscuras y profundas de la mente. Los personajes hablan de sus vivencias extrañas, sobrenaturales, y generan un clima en el que fantasía y realidad son parte de un continuum indivisible.
Dicen que la fuerza del teatro está en lo que sugiere y en su capacidad de generar poderosas imágenes en el espectador. También dicen que no hay nada más aterrador que los fantasmas que nacen de nuestra propia imaginación, estimulada a través de los sentidos.
Quizás en eso reside la potencia de El Dique. Allí, palabras e imágenes son disparadores hacia otros mundos, y es en el encuentro entre la obra y el espectador donde el ritual se completa. Por momentos, parecería que el público es parte de esa reunión que transcurre en el escenario, invitado a formar parte de un relato donde el punto de partida y el de llegada pueden coincidir.
Las relaciones particulares entre estos personajes contribuyen a un ambiente cargado de intensidad, y el dique alrededor del cual se ha construido un pueblo es una metáfora perfecta de la poderosa energía que tiene aquello que está contenido, latente, como esos fantasmas que van cobrando vida a medida que transcurre la obra.
La pieza, perteneciente al autor irlandés Conor McPherson, se presenta en una versión adaptada y dirigida por Leonardo Kreimer, quien parece haber logrado captar la esencia terrorífica, generando un grado de tensión que mantiene al espectador en jaque.
A través de una cuidada puesta en escena, -en la que la iluminación juega un rol fundamental- y del notable trabajo de los actores –Monina Bonelli, Mariano Caligaris, Fernando Margenet, Nicolas Martini, Mario Mahler– esta obra muestra que el atractivo que ejerce lo siniestro puede funcionar como una fuerza hipnótica.
El Dique, se presenta todos los sábados a las 23 horas en El Camarín de las Musas
Mario Bravo 960, Capital Federal (Ver cómo llegar)
Reservas: 4862 0655
Entrada general: $60-.
Más información: http://www.eldique.org/