Julián Morcillo, co-director de la película ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? que se estrenará en abril próximo, cuenta el entramado de un proyecto revelador en Argentina
Por Julieta Marucco
@JulietaMarucco
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En la película ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, basada en el libro homónimo de Diego Rojas, un periodista se mete de lleno en la investigación de un crimen político: el caso Mariano Ferreyra. Su trabajo lo lleva a desenredar una trama perversa y lo impulsa a develar la verdad con el fin de que vayan presos todos los culpables. Este non-fiction film es un proyecto dirigido por Julián Morcillo y Alejandro Rath que tiene la necesidad de aportar al esclarecimiento de los hechos que llevaron a este crimen y la exigencia de que se haga justicia. Mariano Ferreyra fue un joven militante del Partido Obrero asesinado el 20 de octubre de 2010. En ese momento, participaba de la lucha de los trabajadores ferroviarios tercerizados, contratados en situaciones totalmente precarias.
¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, es una película que, por sus características, es inédita en Argentina. Julián Morcillo cuenta el detrás de escena de lo que se va a ver, próximamente, en pantalla.
Revista Dínamo: Generalmente trabajan en documentales. Esta vez encaminaron una ficción. ¿Por qué?
Julián Morcillo: Originalmente era documental. Tomamos como punto de partida el libro de Diego Rojas ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? que trabaja tres líneas: entrevista a familiares y amigos de Mariano, reconstrucción de los hechos con un ritmo policial y la propia investigación periodística. La necesidad de presentar la investigación de una forma más accesible para el público fue el puntapié para crear un personaje, el investigador del caso, y armar un guión. Como también, la ausencia de imágenes documentales del 20 de octubre, ya que no estuvimos ahí como por ejemplo habíamos estado en el puente Pueyrredón. En esa oportunidad las imágenes que logramos captar, como grupo -el Ojo Obrero-, pasaron a ser parte fundamental de la causa. Fueron la prueba que determinó la condena de Fanchiotti y Acosta, los policías que asesinaron a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. El 20 de octubre nos agarró por sorpresa a todos. No lo esperaba Mariano, no lo esperaba nadie. Por eso, a nadie se le ocurrió convocarnos para registrar esa lucha. Esa ausencia fue, de alguna manera, la motivación.
RD: Las imágenes de C5N son el único material.
JM: El equipo de C5N tomó un registro periodístico, de alguna forma, objetivo. Fueron amenazados por los patoteros para que dejen de filmar. Probablemente, lo que hubiésemos producido nosotros habría sido distinto, porque solemos registrar desde una posición subjetiva de los manifestantes. Sin embargo, las imágenes de C5N aportan un elemento fundamental: se puede observar claramente que los mercerizados se estaban retirando cuando se ve que la patota que se dirige a cometer el crimen. La otra mirada llamativa la aporta la posición subjetiva de la cámara de la Policía Federal. Tenía una cámara arriba del terraplén y estaba junto a los patoteros. Casualmente, apagan la cámara cuando la patota baja para cometer el crimen. Esta ausencia de imágenes, nos termina desplazando del documental.
RD: Si tuvieras que decirnos en qué género catalogarías a la película, ¿qué dirías?
JM: En rigor, el 80% del registro de la película es ficción. Los hechos del 20 de octubre los terminamos reconstruyendo con 150 compañeros de Mariano, de los cuales, por lo menos 80 participaron de la movilización. Es decir que, paso a paso, nosotros íbamos reconstruyendo junto a ellos cómo habían sido las cosas, codirigíamos con ellos. Eso nos colocó en situaciones extrañas, algunos de los propios compañeros de Mariano tuvieron que hacer de patoteros. ¿Qué es esto, documental, ficción? Andrés Oviedo, el periodista que interpreta Martín Caparrós entrevista a personajes que han sido testigos en la causa. Sus respuestas no forman parte de un guión.
RD: ¿Cómo reconstruyeron los hechos?
JM: Al principio pensamos en imágenes que fueran relatadas por una voz en off. Empezamos a rodar una conversación que se desarrolló en el local del Partido Obrero con los tercerizados. Cuando planteamos la escena pusimos a siete en una mesa y les dijimos: “Traten de reproducir de la manera más natural posible cómo hubiese sido esta conversación. Hablen tranquilos porque solamente se va a ver la gestualidad”. Y la propia edición nos obligó a cambiar de parecer, a sustituir la voz en off por la actuación de ellos. Simplemente eran asignados roles que en algún caso habían vivido y si no era así los conocían a la perfección.
RD: ¿Cómo fue reconstruir la escena del crimen?
JM: Fue un momento difícil porque las imágenes de la muerte de Mariano son muy crudas. Produjeron un impacto que tradujo movilizaciones gigantescas. Era algo difícil de encarar. El rodaje de la reconstrucción fue cronológico. Al momento de la última escena, el asesinato, todo el mundo se quería ir.
RD: ¿Participaron los familiares?
JM: Son parte de los entrevistados. Ellos aportaron mucho a la construcción de los primeros años de Mariano, la adolescencia, los intereses comunes que tenían, el ingreso de él a la militancia a través de su hermano.
RD: En el tráiler el protagonista logra una entrevista con Pedraza.
JM: La entrevista es la del libro. Diego nos facilitó el audio. No es lo mismo leer una entrevista que escuchar la intención de su voz a determinadas respuestas. La entrevista a Pedraza es una de las cosas más ricas que tiene la película, porque lógicamente va a sostener gran parte de la insistencia del periodista en desarrollar la investigación. Pedraza cuando otorga la nota todavía considera que no va a ser alcanzado por la justicia. Coincide con el momento en el cual él está sobornando a la cámara de casación para liberar a los primeros detenidos. Aún conserva una creencia firme en su impunidad. Eso la hace interesante.
RD: ¿Quién escribió el guión?
JM: Alejandro Rath y yo empezamos a trabajar la adaptación. Y se sumó otro amigo, Alberto Romero, que también trabajó como Jefe de Producción en el rodaje de la ficción.
RD: ¿Por qué pensaron en Martín Caparrós para interpretar al protagonista?
JM: Caparrós presentó el libro de Diego Rojas en un par de oportunidades, entonces en el libro original lo habíamos incorporado como un colega a ser consultado por el protagonista.
RD: Iba a hacer de él mismo.
JM: Sí. Cambió porque tuvimos dificultades para lograr que algún actor de convocatoria estuviera en condiciones de hacer el papel. Este proyecto no es artístico exclusivamente, tiene la necesidad de cumplir con una serie de plazos de presentación que tienen que ver con el desarrollo del juicio. Lo que más nos preocupaba era lograr que la película fuera un aporte al esclarecimiento de los hechos que llevaron a este crimen y la necesidad de que se condene a los culpables. Entonces se combinó la cuestión de la actuación con el debate sobre el periodismo que de alguna forma también contiene la película. Sabíamos que había actuado en dos películas y en una que a nosotros nos simpatiza mucho: Reds, de Warren Beatty. Casualmente es una película sobre el periodista John Reed que escribió Diez días que conmovieron al mundo. A Caparrós lo sorprendió completamente nuestra propuesta y la propia sorpresa lo colocó en el lugar de tomarlo como un desafío. Eso hizo todo mucho más agradable, porque él estaba experimentando una cosa nueva, y de alguna manera nosotros también.
RD: ¿Hizo alguna corrección al guión o se dejó llevar?
JM: Antes de ir a la reunión para ver si aceptaba o no, repasé el guión. Encontré un error en el primer párrafo. Lo habíamos corregido cien veces y nunca lo habíamos visto. Cuando detecté el error no lo podía creer, no podíamos arrancar así con un tipo como él. Nos hizo una devolución del guión inmediatamente. Había marcado, por supuesto, el primer párrafo. Trabajar con Martín Caparrós fue iluminador, un gran aprendizaje porque escribe muy bien, tiene mucho ritmo para contar las cosas. Todo el trabajo de reescritura fue muy enriquecedor. Incluso, muchos párrafos son contados con su voz en off, y sabíamos a priori que era uno de los mejores recursos que podíamos usar porque ahí está uno de sus fuertes.
RD: El padre de Alejandro Rath, Christian Rath, escribió un libro que se llama: Trabajadores, tercerización y burocracia sindical. El caso Mariano Ferreyra. ¿Utilizaron ese material?
JM: El libro de Rath no lo usamos, contamos con él. Es uno de los personajes. Interpreta a un docente universitario que va a ser consultado por el periodista por sus conocimientos en relación a la tercerización. Los extras que fueron no escucharon la clase entera, solo un párrafo repetidas veces. Y sin embargo dijeron: “Nunca aprendí tanto”. Fue una buena experiencia trabajar con Rath padre.
RD: ¿Cómo financiaron la película?
JM: Presentamos un proyecto documental en el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). Pero decidimos hacer una película más grande de lo que podríamos haber hecho con ese presupuesto, porque Mariano genera una solidaridad que se puede ver en la calle, en las movilizaciones. Todo el equipo técnico y artistas son amigos. Todas las locaciones fueron prestadas. La verdad que el agradecimiento que tenemos con ellos es enorme porque jamás pensamos que iba a salir así.
RD: Ahora están con Ideame, la plataforma que ayuda a creadores latinoamericanos a realizar sus proyectos a través del financiamiento colectivo. Contame un poco acerca de eso.
JM: El tipo de subsidio que recibimos carece de otros subsidios. Ese presupuesto es solo para la producción. Se requiere publicidad y es costosa. Por eso escribimos el proyecto en Ideame. Queremos que tenga la mayor visibilidad posible.
RD: Quienes quieran colaborar pueden ingresar en idea.me/proyecto/1842/quienmatoamarianoferreyra. ¿Cuándo se estrena la película?
JM: Creemos que en la primera y segunda semana de abril, antes de la sentencia. Los que quieran ver la película tienen que ir al cine las dos primeras semanas del estreno, porque si no la película vuela. Es un apoyo cultural para que se defina la perpetua a Pedraza y logremos finalmente lo que nos propusimos: que haya juicio y castigo a los culpables. Sería inédito que la burocracia sindical terminara pagando por un crimen.