El cantante, que saltó a la fama con Mambrú y poco a poco se hizo su propio espacio en el mundo de la música, detalló a Revista Dínamo cuál fue la inspiración de su nuevo trabajo Como dos barcos. También contó por qué decidió abandonar definitivamente Buenos Aires e instalarse en su Bahía Blanca Natal. Y compartió el motivo por el que eligió editar su álbum y difundirlo en Internet sin un sello discográfico
Por María Luján Torralba
@lujitorralba

Revista Dínamo: ¿Qué concepto engloba Como dos barcos?
Milton Amadeo: Si hay algo que engloba a Como dos barcos diría que es una sensación de mar, inclusive en los temas más terrestres. También la idea de distancia, que desparramada en el mar se puede volver incalculable. Los temas están continuados; no hay silencios entre tema y tema. No existen esos segundos de espera, y ese movimiento intentó dar un sentido también acuático. El agua avanza, penetra sin dejar nada seco. Esa fuerza me interesaba, y también me atrajo la idea de involucrar fondos sonoros, que en principio no son estrictamente musicales pero completan las canciones. En varios casos son fondos de ríos, océanos, lluvias, pero también hay bosques, ruido ambiente a personas hablando. Eso completa, para mí, la música de otra manera. Estampa una imagen que a veces la música por sí sola no puede lograr. Eso ayudó a conectar los temas, y a darles una vuelta un poco más narrativa, en algún punto.
RD: Dijiste que el álbum es el «testimonio de un profundo viaje interior», ¿cómo explicarías ese viaje? ¿Qué emociones sentiste a lo largo del proceso creativo?
MA: Las letras son bastante introspectivas y varias canciones son experiencias de sensaciones internas. Las canciones fueron compuestas en diferentes momentos y el título del disco surgió cuando estaban casi todas hechas, muy al final. Hay distintos estados de ánimo dentro del mismo disco y eso tiene que ver con un estado de búsqueda, o un estado de aprendizaje en el que intenté mantenerme. Por otra parte, este disco estuvo hecho mitad en Buenos Aires y mitad en Bahía Blanca. Se grabó todo en Bahía, pero tiene dos lugares de origen en cuanto a la composición. De algún modo también este disco alude a la conexión entre estas dos ciudades para mí, a ese viaje.
RD: Desde tu mirada como «padre» del CD, ¿en qué se diferencia este último trabajo del anterior, No es real?
MA: La principal diferencia es que en el primer disco hubo una suerte de rejunte de todas las canciones que hice desde que empecé a componer. Y eran muchos años, porque empecé a hacer canciones a los 14 y mi primer disco solista lo grabé a los 27. El resultado, claro, fue un disco súper ecléctico. Era casi otra persona. No es real se grabó con músicos de Buenos Aires, donde vivía en ese momento. Son todos excelentes y fue una experiencia increíble. La mayoría de las canciones las compuse en Bahía y las grabé en Buenos Aires. En Como dos barcos pasó un poco al revés. Y los músicos cambiaron; se grabó con mis amigos de toda la vida, de mi ciudad. Es más cálido en ese sentido, está hecho con personas que son casi como mis hermanos, con muy buena energía y mucho amor.

RD: ¿Por qué decidiste realizarlo sin una compañía discográfica y difundirlo por internet?
MA: Decidí no hacerlo con una compañía discográfica porque comprendí finalmente que yo no tengo nada que ver con las discográficas. Ellos no me pueden ayudar a mí y yo no los puedo ayudar a ellos. Tenemos ideas muy distintas. Prefiero hacerlo solo, aunque cueste más. Elegí difundirlo por Internet, principalmente, porque es más barato. Quería que, de todos modos, estuviese la posibilidad de quedarse con algo, un objeto. Así que las letras salieron en un pequeño librito que permite que se complete esa suerte de fetichismo, el tener algo en la mano. Pero el audio ya no necesita de eso, el disco se está volviendo un soporte obsoleto y tarde o temprano va a desaparecer. La música circula a través de la red.
RD: En muchas de las canciones de Como dos barcos, se hace referencia al agua y a elementos del mundo acuático, ¿qué significa el agua para vos? ¿Qué te transmite?
MA: El agua me transmite la idea de inmensidad, si pienso en el mar. Es infinito el mar para mí, aunque no lo sea efectivamente. Ahí se produce el vértigo. También me hace pensar en las tormentas, en su potencia. Todo lo que tiene que ver con el agua está cargado de una energía muy particular.
RD: ¿Cuáles son tus influencias artísticas no musicales?
MA: Creo que, básicamente, la lectura. Leo, sobre todo, ciencia ficción. Tolkien, Ursula Le Guin, Orson Scott Card, ese plan. Pero por otro lado leo cosas muy distintas… Saer, por ejemplo. Disfruto mucho la poesía y la filosofía también.
RD: ¿Qué te llevó a quedarte en Bahía Blanca, después de tocar en escenarios con artistas muy importantes en Capital?
MA: Necesitaba irme de Buenos Aires, mucho más allá de la música. Es una ciudad en la que aprendí mucho, pero me estaba haciendo mal. Nunca me acostumbré a vivir allá y si bien todavía tengo mucha gente querida viviendo ahí y los extraño, vivo mejor acá. Mi temperamento es más acorde al de esta ciudad. Necesitaba bajarme de Buenos Aires. En un principio pensé que iba a volver, pero ahora creo que ya no.

RD: ¿Qué es lo que más disfrutás de tocar en vivo?
MA: Lo que más disfruto es que salen cosas que jamás salen ensayando o practicando en casa. Se maneja cierta adrenalina que te anima a hacer otras cosas. Hacés cosas nuevas pero, curiosamente, las hacés con seguridad. Eso es gracias a la gente, a la energía que te suma la gente. Disfruto mucho de esa reunión de fuerzas rarísima que se produce.
RD: ¿Qué proyectos tenes?
MA: El año que viene el plan es presentar el disco fuera de Bahía Blanca. Después, empezar a trabajar en canciones nuevas.
RD: ¿Cuáles serán tus próximas presentaciones?
No está definido. Estamos armando la agenda 2013. Pasaremos por Buenos Aires, eso seguro.
Para conocer más del artista, ingresa al sitio oficial de Milton Amadeo
Fotos: Nicolás Tramontana

