Con una fuerte impronta de literatura ilustrada y una selección de las historias más fantásticas, la librería alza al libro objeto como un símbolo de resistencia cultural

Por María Luján Torralba
@lujitorralba
lujan@revistadinamo.com

Guitarra Negra de Spinetta es como un amuleto de Musaraña. Cuando arrancamos con la libre comprábamos los libros de a uno, si te querías llevar dos no podías porque ya estaba agotado, y del flaco compré 15. Amaba ese libro de chico, lo llevaba para todos lados, esos que se te hacen carne. A los dos días que lo trajimos, se murió el flaco, y se agotó esa tirada. Lo tenemos siempre en vidriera, es un libro muy mimado”, dice Alejandro Bidegaray dueño, fundador y alma mater de la librería Musaraña, un pequeño refugio (pequeño en dimensiones espaciales) para esa gente que muchos llaman intelectuales; un lugar de culto que en menos de un año formó su propia clientela gracias a las recomendaciones de amigos y al boca en boca. “Es como que los clientes se ponen la camiseta de librería chica, de barrio. Se armó una bola bastante rápido.” Librería del barrio de Florida en Vicente López. Un barrio muy querido por sus vecinos, un barrio que por alguna razón se pobló de periodistas, ilustradores y diseñadores, que hasta hace poco no tenían un lugar de encuentro. “Ahora sí lo tienen”, afirma Alejandro.

Al llegar a Musaraña, en la puerta están tomando mate el padre y el hermano de Alejandro. Esa imagen familiar que no es casual. La librería es la habitación de delante de una gran casa que pertenecía a los abuelos de Alejandro. Luego ellos fallecieron, y hace un año y medio, mientras él vivía en Barcelona, su hermano creó allí un centro cultural llamado Casa Florida, y una galería de arte avocada a la fotografía y a la ilustración, curada por su madre. Cuando Alejandro volvió, se sumó al proyecto y abrió la librería junto a su padre. “La casa es nuestra y eso ya me hacía más fácil el acto heroico de abrir la librería más tranca. Estamos metidos todos acá, mis viejos, mis amigos, todos por la propuesta cultural.”

Musaraña. Parece la unión de mus y araña, parece el nombre de un juego de niños. Musaraña. Al decirlo la boca forma un beso. Musaraña, en verdad, es un pequeño ratoncito de biblioteca. “Buscábamos un ser. Algo que tuviera la entidad de ser. Y pensando, jugando con las palabras, surgió Musaraña, que envuelve a la musa, tiene una Ñ y una musicalidad loca. Además, cuando veníamos barajando el nombre la chica que se puso a hacer el diseño sacó el dibujo que hoy es el logo y nos encantó. Nos pareció re hittero”, explica Alejandro mientras interrumpe la conversación para atender a un cliente.

– ¿El libro de Javier Lombardo, lo tenés? – dice el joven-.
– Si, déjame ver por acá – responde Alejandro-.

Minutos más tarde…

– Quiero un libro no convencional para una niña de cuatro años – dice una señora en busca de un regalo para su nieta.
– Puede ser alguno de las editoriales Zorro Rojo, Bárbara Fiore o alguna edición que tenga ilustraciones de Benjamín Lacombe, ¿cuántos años me dijo? – recomienda Alejandro mientras se pone a charlar con la señora para llegar a un acuerdo.

Es que quien entra a Musaraña es muy probable que ya sepa con qué se va a encontrar. Editoriales independientes, textos rescatados, autores de vanguardia, proyectos editoriales jugados, mucha literatura gráfica y vinilos. Sí, discos de vinilo que fueron la inspiración para el ciclo “Vinilo Tinto” que se hace en Casa Florida, como su nombre lo indica: “sesiones de música en vinilo acompañadas por un buen tinto”. Musaraña propone el rescate cultural que promueve toda la casa y con ese concepto funciona. “El costado novela gráfica surgió así. Yo vivía en Barcelona y me afané la idea de ahí. Me mataba ir a las librerías emblemáticas de allá y que todas tuvieran un costado dedicado a la literatura ilustrada. Allá me hice muy fan del palo, y acá (Argentina) tenemos escuela y movida de esto. Hasta hace un tiempo, a estos libros todavía lo encontrabas en casas de comics o mezclados con los infantiles. Me interesa tratarlos como un producto cultural, probar qué pasa si a ese libro se lo trata como tal y no como revista. Entonces la onda era darle la mitad del espacio de la libre a ese género”, cuenta Alejandro quien también explica que a diferencia de otros libros, los ilustrados están expuestos con las tapas de frente porque son más atractivos.

La selección de los libros se rige bajo el criterio de Alejandro y su círculo. “Tenemos a la literatura que más nos representa, editoriales distintas que tratan de salir un poco de la media de la oferta que hay. Queremos tener libros que nos representen y que nos interesen. Dijimos, si lo hacemos, lo hacemos así y vemos cómo nos va. Todo lo que es best sellers o de autoayuda, lo que hacemos es encargarlo cuando nos lo piden. No ser tan ortiva de decir ‘yo no laburo eso’, les decimos que si nos esperan unos cinco días se lo traemos. Por lo general la gente se copa, igual se va definiendo el perfil. Está pasando eso fuerte. Probablemente si venís con un título en la cabeza, no lo encuentres, pero de lo que encuentres algo te va a gustar. Yo no leí todos los libros que están acá pero si los elegí. ” Es por esto que Musaraña no trabaja con el sistema tradicional de consignación, sino que Alejandro va a las firmas, selecciona lo que quiere y la cantidad, por eso la librería va creciendo de a poco y con el tiempo. “Yo empecé por traer lo que siempre leí, tengo una tendencia por Raymond Carver, Charles Bukowski, cosas que me fueron marcando en la vida. Después quise tener todos esos títulos para cuando veniera alguien perdido y poder recomendárselos.”

En la era del e-book y los textos digitales, el libro objeto se presenta como un símbolo de la resistencia cultural. Editoriales que pueblan Musaraña como Caja Negra, Pánico el pánico, La bestia equilátera, Loco Rabia, Sins Entido, entre muchas otras, son una clara demostración que las buenas ediciones focalizadas en diseños arriesgados, tapas duras, buen papel, son el camino a seguir. Alejandro manifiesta: “El libro es un objeto cultural muy zarpado que no creo que trascienda el formato como pasó con la música. Todo bien con los avances tecnológicos pero resisto desde acá porque desde acá todavía hay una forma de diversidad cada vez más rica que la del medio digital. Cuando vos entras a Musaraña, estás entrando a un lugar donde un tipo te está editando y curando el espacio y eso te ayuda a buscar tu camino en él. Me parece que con la locura que hay, estas cosas se están valorando mucho. Como dormir la siesta, y yo duermo la siesta todos los días.”


Liniers y Decur en Musaraña

Y esto es lo que hace que Musaraña sea una librería fetiche, una librería diferente a otras. Es que cada libro está pensado, buscado y amado. Y eso se transmite. La apreciación a la cultura, la buena vibra, la calidez del lugar. Es difícil irse de Musaraña con las manos vacías. Como dice Alejandro, el lugar nació con “buena leche”. Y eso se siente.

Recomendados de Musaraña:

Guitarra Negra de Luis Alberto Spinetta
El Olmo del Cáucaso, Crónicas del Viento, entre otros (novelas gráficas) de Jiro Taniguchi
La Ciudad de las ratas de Copi

• Musaraña queda en José M. Paz 1530, Florida, Buenos Aires. Su horario es de martes a viernes de 10 a 13hs y de 15.30 a 19.30hs, y los sábados de 10 a 14hs.
• Su página web www.musarañalibros.com.ar
Teléfono: 4791-8220