Con Manipulaciones III: El Banquete Diego Starosta cierra una trilogía comenzada en 2009. El director, actor y creador del Muererío Teatro retoma la historia de la violencia en nuestro país utilizando los textos de El Matadero de Esteban Echeverría.

Por Tamara Montenegro


Foto: Palitos Chinos

Hace 15 años Diego Starosta formó la compañía Teatral El Muererío y hasta el día de hoy el grupo no ha dejado de producir espectáculos innovadores. Además de crear obras, en su estudio ubicado en avenida Córdoba 5520 dicta talleres y seminarios en donde se investiga un lenguaje de actuación basado en acciones físicas y vocales. Transitando el camino de la docencia y la investigación Starosta encontró una dinámica de actuación a la que llamó manipulaciones. A partir de esta técnica, el Muererío creó tres obras: Manipulaciones I: Bacantes (2009), Manipulaciones II: Tu cuna fue un conventillo (Premio Trinidad Guevara a Diego Starosta como mejor director) y Manipulaciones III: El Banquete (2012), obra en la que trabaja con los textos de El Matadero, de Esteban Echeverría, y de La Refalosa, de Hilario Ascasubi.


Diego Starosta

Revista Dínamo: ¿Cómo surge el trabajo de las manipulaciones?
Diego Starosta: Empecé investigar este dispositivo de actuación en las clases que daba en mi estudio, basándome en las distintas variantes de manipulaciones físicas. Cuerpos manipulados por otros cuerpos como si fueran títeres u objetos donde el centro de gravedad y tensión se ubica siempre entre dos actores o más, provocando una lógica del accionar que se corre de la individualidad. La manipulación se constituye como lenguaje soporte para la actuación previo a la aparición de otro plano dramatúrgico. Este trabajo se fue desarrollando desde el 2006 a partir de unas pruebas que hice en mis clases particulares y fueron la base para la obra Bacantes, proyecto final de la carrera de actuación del IUNA.

RD: ¿Cuál ha sido la evolución de este dispositivo de actuación a lo largo de la trilogía de Manipulaciones?
DS: En Manipulaciones III el contacto físico está más desdibujado que en Bacantes y Tu cuna fue un conventillo. En estas dos primeras obras un personaje manipulaba a otro mientras que en El Banquete los roles no se establecen con claridad, lo que nos permite construir un signo dinámico y crítico del modelo dicotómico que ha ido moldeando, a lo largo de la historia nacional, nuestra identidad socio-cultural. Aquí la manipulación no es sólo física sino también psicológica. Esta premisa de trabajo responde a algo que me pregunto siempre antes de empezar un espectáculo: ¿Cuál es el lenguaje en la actuación? No existe una respuesta definitiva, pero sí una fuerza creativa invalorable.

Manipulaciones III: El Banquete, sobre El Matadero de Esteban Echeverría


Foto: Palitos Chinos

La acción narrativa del cuento de Esteban Echeverría transcurre en el matadero de la Convalecencia, en época de cuaresma y lluvias intensas del año 1830 y pico. El autor describe un ambiente en donde los matarifes descuartizan los pocos novillos que ingresaron al lugar mientras que la “chusma federal” se reparte las vísceras y los restos de carne embarrada para preparar la sopa pobre del almuerzo. Entre los novillos apareció un toro, animal extraño que se convierte en un elemento simbólico que anuncia la llegada de un joven unitario y su brutal muerte en manos del juez del matadero y sus secuaces federales. Manipulaciones III: El Banquete transcurre en1910, donde un grupo de amigos de origen patricio se reúne para conmemorar el centenario de la patria. Durante la cena no encuentran qué hacer para divertirse y comienzan a contar la historia del asesinato de un unitario en el matadero. Los jóvenes oligarcas relatan los hechos con ironía –el mismo recurso que utiliza Echeverría para contar la “otredad”- y establecen un juego paródico que revela lo más oscuro y oculto de su clase: la barbarie y el salvajismo. Pero en Manipulaciones III hay un giro en la trama respecto al cuento original, ya que quien es torturado y asesinado no es un joven de clase alta sino el criado que trabaja en la casa de los anfitriones: Hilario. “No quería hacer una reproducción de los carniceros violentos descuartizando vacas, manchados de sangre sino que me interesaba mostrar cómo la barbarie también es parte de las clases dominantes, de quienes dicen, piensan, y lo que es peor, establecen que los bárbaros son los otros. Por eso en nuestro relato es el criado -cuyo lugar ideológico es el mismo que en el cuento corresponde a los federales- quien ingresa al territorios hostil de sus enemigos sociales y políticos, emparentados con los unitarios”, explica Starosta.

RD: ¿Cómo surge la idea de trabajar con El Matadero de Echeverría?
DS: Hace mucho que quiero trabajar con los textos de una tetralogía literaria que describe la historia de la violencia y los enfrentamientos de clase en Argentina: El Matadero, La Refalosa, La fiesta del monstruo, un cuento de Bioy Casares y Borges, y El niño proletario de Osvaldo Lamborghini. A mi me interesa criticar la idea de “civilización o barbarie” porque creo que lo correcto es decir “civilización y barbarie”. Lo “civilizado” reprime lo “bárbaro” para constituirse y produce una ley implícita que marca que sólo una clase tiene derecho al poder y al gozo.

RD: ¿Estás pensando en Manipulaciones IV?
DS: No, creo que Manipulaciones llegó a su fin. Lo único que tengo es un texto de Luis Cano que me está dando vueltas en la cabeza y sé que en la próxima obra vuelvo a actuar yo. Intento no precipitarme sobre el espectáculo, no me pregunto cuál va a ser la próxima obra sino qué nueva esencia dinámica voy a empezar a investigar.


Foto: Palitos Chinos

Manipulaciones III: El Banquete
Una aproximación teatral a El matadero de Esteban Echeverría
Dirección y puesta en escena: Diego Starosta

Actores: Moyra Agrelo, Diana Cortajerena, Sebastián García, Federico Pérez Gelardi, Luciano Rosini y Claire Salabelle.
Dramaturgia: Gastón Mazières
Producción: Compañía El Muererío Teatro
Funciones: Jueves a las 21.
Duración: 60 minutos.

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