Martín Salazar y Gabriel Wolf, dos de sus tres integrantes, hablaron con Revista Dínamo acerca de Don Quijote de las Pampas y repasaron sus 27 años de carrera.
Por Tamara Montenegro

Hace 27 años, un grupo de estudiantes del Conservatorio Nacional de Arte Dramático (que hoy es el IUNA), se juntaron para armar un grupo de teatro al que llamaron Los Macocos. Durante todos estos años la banda de teatro no ha dejado de crear espectáculos, como los inolvidables: Los Marrapodi y Los Albornoz, una familia argentina, en donde mezclan el grotesco, sainete, circo criollo y teatro rioplatense. A pesar de la versatilidad de géneros, han logrado mantener a través del tiempo una “estética macocal” en la que priman el juego, el humor y la creación colectiva.
El pasado 19 de mayo, estrenaron en el Teatro Cervantes Don Quijote de las Pampas, la historia de un Quijote (Martín Salazar) que cabalga en las pampas por el siglo XIX donde atraviesa soledades y despoblados en busca de aventuras con su caballo Rocín Antes (Gabriel Wolf). Este Quijote se encuentra con Sancho (Gustavo Monje), un indio «transculturizado» que lo rescatará con su sabiduría aborigen, y con una burra (Laura Silva) que lo trata como una madre. Entre los cuatro recorren el Litoral, la Patagonia, la zona pampeana y el noroeste argentino, interpretando sus músicas regionales y haciéndose de nuevos amigos. Integran el elenco Rocío Sanjuro Ábalos y Lucas Ferrara, dos músicos que acompañan la peripecia del Quijote con hermosas y divertidas canciones.

Revista Dínamo: ¿Cómo surgió la idea de adaptar la novela de Cervantes a guión teatral y con un lenguaje para niños?
Martín Salazar: Hace mucho que quiero trabajar con El Quijote. Propuse la idea a Daniel Casablanca, el tercer integrante del grupo que no actúa en el espectáculo pero que participó en la creación, y a Martín Wolf y empezamos a hacer lo que nosotros llamamos “tormenta de ideas”, que es como creamos la mayoría de nuestros espectáculos. En base a un tema, cada uno aporta ideas, textos, personajes, lo que sea. Le pedimos a Luis María Pescetti que nos ayudara con las letras de las canciones. Así, con todo el material que teníamos escribí la obra. Hicimos un recorte de la novela y pensamos en el valor de la amistad que hay entre Don Quijote y Sancho Panza.
Gabriel Wolf: Pensamos que su caballo, Rocín Antes, fuese la voz de su conciencia, quien lo ayuda a no meterse en nuevos problemas.
MS: Gabriel iba a hacer de Sancho, pero claramente no había modo de hacerlo engordar (Risas)
Gabriel Wolf se para y muestra su figura, es muy flaquito.
RD: ¿Cuáles fueron los cambios estéticos que tuvieron que hacer teniendo en cuenta el cambio de público?
MS: Hubo cambios de lenguaje, los chistes son más directos porque los chicos son un público muy difícil, si no les gusta lo que ven te lo hacen notar, no se ríen o se duermen en la silla, y si les gusta participan un montón. Ese feedback que hay con los chicos es fascinante. El público adulto siempre espera “algo más” en lo que mostramos.
GW: El espectáculo es para todo público porque tanto los adultos como los chicos encuentran algo con qué identificarse. Don Quijote viaja en busca de aventuras y va conociendo gente, sumando amigos, metiéndose en problemas, aprendiendo valores. Esa es otra característica que tomamos de la novela, los valores del Quijote son ineludibles. Es un viaje iniciático que no es ajeno a nadie.
RD: En el telón de fondo del primer acto se ve la reproducción del cuadro de Van Gogh, La habitación de Arles ¿Cómo introdujeron esa imagen en la obra?
MS: Siempre está bueno partir de una imagen “madre”. Pensamos que el cuadro del cuarto de Van Gogh, que inspira tanta soledad, pobreza y tristeza, y al mismo tiempo es tan inmenso y colorido, podría ser el cuarto en el que el Quijote pasa sus días leyendo en soledad.
RD: Hace 27 años que existen como banda de teatro ¿Cómo se hace para permanecer tanto tiempo juntos?
Luego de escuchar la pregunta, Gabriel Wolf mira a Martín Salazar y hace una mueca como diciendo: “Qué se yo” (Risas). Martín Salazar, dice: “En esta parte poné un emoticón”.
MS: Porque hay una gran amistad entre nosotros y porque aceptamos todo lo que opina el otro, y si bien a veces nos enojamos, sabemos que es parte del trabajo y no pasa a mayores. La armonía del grupo se ve sobre el escenario y eso es lo que le gusta al público.
RD: ¿Qué consejos les darían a los jóvenes que quieren trabajar de actores?
MS: En primer año del Conservatorio tuvimos un profe, Roberto Saiz, que nos dijo: “¿Ustedes quieren trabajar de actores? Armen un grupo”. Y así fue que en 1985, nos juntamos a improvisar, a tirar ideas, a investigar estéticas, y así nacieron Los Macocos.
GW: Yo creo que la actuación es un oficio y que se aprende haciendo, actuando frente a público. Y para eso se necesita mucha voluntad.
Fotos: Mauricio Cáceres
Ficha técnica:
Autor: Martín Salazar
Dirección: Julian Howard
Sobre una idea de Los Macocos y Luis M. Pescetti
Elenco: Laura Silva, Gabriel Wolf, Gustavo Monje, Martín Salazar, Rocío Sanjurio Ábalos y Lucas Ferrara
Música original: Lucas Ferrara, Martín Salazar y Daniel Casablanca
Coreografía: Carlos Silveyra
Diseño de iluminación: Eli Sirlin
Vestuario y escenografía: Marta Albertinazzi
Dirección musical: Lucas Ferrara
Asistente de dirección y coordinadora Macocal Guadalupe Bervih.
Desde el 19 de mayo, sábados y domingos 16:30 hs, sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes.
Localidades $40

