Le dicen El hombre sin límites. Es un aprendiz de Nietzsche y denomina a su estilo como Poesía Lírica, «ya que la obra por si misma posee su propia melodía entre las palabras»

Por María Luján Torralba
@lujitorralba

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Cristian Manrique tiene 22 años y ha nacido; adoptado; vivido en un pueblo (Colonia Hinojo – Olavarría); padres divorciados; estudios terminados; finalmente reencontrado con su origen y primer libro finalizado. Su pseudónimo es El hombre sin límites y, actualmente, vive en La Plata. Es atrevido, apasionado, ansioso, expresivo, emotivo, y creemos que tal vez sea así porque su maestro literario es Friedrich Nietzsche.

REVISTA DINAMO: ¿Qué es ser un joven escritor?, ¿desde cuándo te autodenominas escritor?
CRISTIAN MANRIQUE: Ser un joven escritor consta en haber comenzado a producir tu propia obra literaria, con carácter de obra, a temprana edad. Comencé a autodenominarme escritor una vez que me dí cuenta que lo que estaba escribiendo podía llegar a concretarse en un libro, hasta ese momento, mi producción literaria constaba en poemas de corta extensión y eran realizados sin ninguna aspiración. El autodenominarme escritor no fue más que la propia decisión de abocarme hacer lo que realmente siento.

RD: ¿Cuáles son tus referentes literarios?, ¿qué texto te marcó para siempre?
CM: Mi referente primordial literario desde temprana edad fue Friedrich Nietzsche con Humano, demasiado Humano; a Fiodor Dostoyevski también lo considero una gran referencia literaria. Un texto que me marcó para siempre fue Así habló Zarathustra, llegando a considerarlo mi evangelio y El Viajero y su Sombra, un libro que espero nunca dejar de leer.

RD: ¿Cómo llegan las historias a tu mente?, ¿en qué te inspirás?
CM: Generalmente, a la hora de escribir, antes que nada trato de no «presionarla», me gusta dejar que le llegue el momento; una vez llegado ese momento, trato de no pensar en lo que estoy escribiendo una vez que comienzo, y si lo pienso mucho lo dejo. Mi inspiración radica en el sentir, es lo que trato de transmitir, soy partidario de que no somos más que lo que sentimos y en base a experiencias propias es que escribo, sensaciones propias del sentir son las que describo.

RD: ¿Qué concepto englobaría toda tu obra?
CM: No se si podría encerrar mi obra en un sólo concepto, pero en el caso de hacerlo elegiría «Vida», ya que mi obra en sí está fundada en el propio sentir.

RD: ¿Cómo definirías tu estilo?
CM: Me llevó mucho tiempo definir mi estilo, lo pude hacer gracias a Hegel y su manual de poesía llamado «Poética», la definición del estilo sería Poesía Lírica, ya que la obra por si misma posee su propia melodía entre las palabras, siendo esta melodía la que se encarga de transmitir lo que realmente esta diciendo el texto a la hora de buscar entenderlo.

RD: ¿Qué personaje de ficción te hubiera gustado ser?
CM: Me hubiese gustado ser Zarathustra, predicando la palabra del Ser Uno mismo al mundo en sí.

RD: ¿Con qué artistas de otras disciplinas te identificás?
CM: Con respecto a lo que hago, me puedo llegar a sentir identificado con Yann Tiersen, por la melodía propia de sus canciones, melodías enfermizas con las cuales fue escrito el libro en su totalidad; con Jim Morrison, en su afán a los excesos y con Ray Charles, por no dejar que la adversidad se encargue de no dejarnos triunfar.

Sus publicaciones:

Sobredosis de Introspección 2013 (Edición Digital – Crac! Magazine)
Breves ensayos filosóficos para un wordpress, sobre Nietzsche, Hegel, Dostoyevski, Sterne, Schopenhauer. (Crac! Magazine)

Sobre Cristian Manrique: http://sobredosisdeintrospeccion.blogspot.com.ar/
http://cmanriquee.wix.com/elhombresinlimites

Acá, Cristian nos dejó uno de sus ensayos:¡Quiere ser tu mismo!

“Los temperamentos activos y llenos de éxitos no obran según el axioma “conócete a ti mismo”, sino como si viesen dibujarse ante ellos el mandato “Quiere ser tú mismo y serás tú mismo”. El destino parece haberles dejado siempre la facultad de elección; mientras que los inactivos y los contemplativos reflexionan, para saber cómo han hecho para elegir una vez, el día en que entraron al mundo.”

Ardiente sentir que nos guía, que a cada momento nos da vida y es dentro de cada instante desde donde nos dicta su total voluntad, buscando así hacer de su deseo realidad, en aquella ya formada personalidad, basada en el hecho de hacer del propio sentir, nuestra voluntad, aceptándose cada uno en su realidad, haciendo esta vez de nuestra presencia la encargada de demostrarnos que la felicidad, hoy todavía nos puede alcanzar.

Identidad individual esta que nace de la soledad, aquella que muchas veces no toleramos, por miedo a con nostros mismos encontrarnos, siendo ahí cuando en pensamientos nos ahogamos y a nuestros corazones dejamos de lado, nos lastimamos; síntoma de accionar racional que con sus propios ojos esta vez intenta mirar, buscando una propia perspectiva de realidad, aquella creada en la necesaria e incesante soledad, la misma que representa nuestra libertad y siendo en representación de nuestro sentir que hoy nos manifestamos, creyendonós dueños de una verdad, verdad ficcional que funciona en base a nuestro ser racional, quedándonos quietos y contemplativos, mirando a la vida de largo pasar, hundiéndonos sin darnos cuenta, en aquella inconciencia, que al sentir propio no lo deja cantar, menos aún bailar.

Canto que por sí sólo no se puede callar, pasión esta que a la par de nuestros corazones constantemente late y también sin parar, pero que ahora de nosotros mismos se averguenza, todo por habernos encontrados inmersos, perdidos en las profundidades de nuestras cabezas. Sentires que no desaparecen, voluntades estas que al final nunca se pierden ya que revancha siempre tienen, de mano del destino, quien al encontrarnos en nosotros mismos perdidos, nos da el papel de simples juguetes.

Voluntad del sentir, la cuál no tenemos más que hacerla realidad, para poder ser nosotros mismos, los creadores inclusive de nuestra propia verdad, es esto lo que Friedrich Nietzsche nos quiere mostrar, al decirnos que el hecho de ser nosotros mismos no radica más que en la propia voluntad individual. Cruda perspectiva, que no nos deja otra alternativa, más que vivir en base a nosotros mismos la vida, aferrándonos a aquellas pasiones, aquellas que al cumplirlas, es cuando uno siente que su alma respira, ferviente y alegre por ella misma, no encontrando más que lágrimas o sonrisas; puras estas sensaciones que llenan los instantes exclusivamente por sí mismas, dejando de lado la conciencia del espacio-tiempo, que en todo momento las habita.
Fuerte voluntad que de deseo se reviste, sentir puro que al corazón desviste, a la razón no admite y en un ahora es que se vive, creado netamente por lo que nuestra percepción nos dice, voluntad del ser esta que predomina simplemente por ser sentida, y es en su esencia desde donde nos representa, como seres individuales y libres por naturaleza.

Relación que de ninguna manera se puede desvincular, sincero lazo de fidelidad que se tiene que formar para con nuestro sentir, al cuál debemos elegirlo y jurarle lealtad, para así poder encontrar ese camino que nos lleva hacia nuestra propia identidad y libertad individual, podiendo así disfrutar de esa vida que vive por afán a disfrutar a través de esa voluntad de poder que se nos es presentada y nos hace ver, que es nuestro deseo al cuál debemos obedecer, si es que no queremos más tiempo perder, en aquel sendero, que nos conduce hacia uno mismo ser.

Sendero por el cuál muchas veces nos extraviamos y luchando en contra de nosotros mismos terminamos al seguir aquellos falsos deseos, que en base a pensamientos son generados, dejando al sentir completamente de lado, simplemente buscando ese éxito que nos reviste como fracasados; ¡Qué ilusos somos al creer que nuestras pasiones quedan en el pasado! Pobres de nosotros, que creemos alcanzar la gloria, antes de encontrarnos.

Sentir que perdura y en la soledad es donde se desnuda, obligándonos a sublimarlo, para poder así encarnarlo; encontrando un movimiento nuevo, más allá de lo mecánico, de lo ordinario, de aquellos sentires que por nosotros mismos son deseados y que los encontramos una vez retomado aquel sendero, aquel que en la soledad nos guía a con nosotros mismos encontrarnos.

Locura que concluyó en enfermedad, genialidad que se sacrificó a sí misma es pos a su posteridad, habiéndo nomás que transitado aquellos largos pasillos de la soledad, que lo llevaron a hacer de él un digno creador de una verdad, que por nosotros mismos existimos, encerrando al todo en un yo mismo pasional, haciendo esta vez a la vida vivir en base a su felicidad.

“A veces nos extraviamos en una dirección intelectual que está en contradicción con nuestras facultades; durante cierto tiempo luchamos heroicamente contra el viento y las olas, es decir contra nosotros mismos; nos fatigamos y acabamos por gemir. Lo que realizamos no nos produce un verdadero placer, pues nuestros éxitos nos han hecho perder muchas cosas. Llegamos incluso a desesperar de nuestra fecundidad, de nuestro porvenir, cuando nos hallamos en plena victoria. Al cabo, terminamos por volver atrás; y entonces el viento sopla en nuestras velas y nos impulsa en nuestra corriente. ¡Que dicha! ¡Que seguros nos sentimos de la victoria! Sólo ahora sabemos lo que somos y lo que queremos; ahora nos prometemos fidelidad a nosotros mismos y tenemos el derecho de hacerlo, porque sabemos.”

Friedrich Nietzsche – “El Viajero y su Sombra”
Manrique Cristian