En la primera parte sobre la Asignación Universal por Hijo, el economista Roberto Lo Vuolo señala los puntos que critica y por qué propone un ingreso ciudadano para la niñez

Por Agustina Ordoqui
@agusinha

A casi dos años del anuncio de la Asignación Universal por Hijo por parte del Gobierno de Cristina Kirchner, aún quedan varios puntos por resolver. Decenas de proyectos en el Congreso nacional demuestran que la medida necesita varios ajustes.

Sin embargo, los resultados tangibles de la asignación se hacen sentir en los estratos más postergados de la sociedad argentina, que lograron incrementar los ingresos para cuidar de sus hijos y enviarlos al colegio.

Revista Dínamo decidió recorrer los aciertos y las mejoras necesarias desde el punto de vista de distintos economistas e intelectuales.

Roberto Lo Vuolo, impulsor de un ingreso ciudadano para la niñez, comparte su postura y critica principalmente que la medida “no es universal”. “Todavía queda mucha población infantil y adolescente sin recibir ningún beneficio de ningún programa”, advierte.

Otro de los puntos en los que está en desacuerdo es que si un niño no concurre a la escuela, tal como dicta la asignación, éste dejará de recibir el beneficio. “Las condicionalidades y penalidades establecidas para el cobro del beneficio permiten seleccionar y sancionar según el criterio del poder político y burocrático”, sostiene.

Lo Vuolo agrega al respecto: “La retención de 20 por ciento del beneficio de acuerdo con el cumplimiento de condicionalidades genera discriminación y, en la práctica, una importante pérdida del valor real de la asignación”.

Por último, el economista asegura que la asignación no tiene fuerza de ley y está “financiado por fondos no específicos”. “Se vuelve una política muy endeble que disputa recursos con otras políticas sociales como la previsional”, indicó en referencia al uso de fondos de la ANSES.

Revista Dínamo: ¿La asignación es un avance en materia de derechos de niños, niñas y adolescentes?
Roberto Lo Vuolo: Es un avance porque reconoce derechos que los trabajadores antes no tenían, pero no consagra un derecho igualitario para los chicos. El derecho es de los adultos y varía según su inestable situación laboral. Además, si no se cumplen las condicionalidades exigidas, se sanciona con la pérdida del beneficio al niño, cuando la responsabilidad del cumplimiento es del adulto.

RD: En base a su crítica, ¿qué modificaría o agregaría a la medida?
RLV: Cambiaría la naturaleza del beneficio. Primero, haría que el derecho sea de los niños, niñas y adolescentes, no de los adultos. Segundo, unificaría todos los programas de asignaciones familiares existentes en el país. Tercero, eliminaría la sanción de pérdida de beneficio por incumplimiento de las condicionalidades en materia de educación y salud. Cuarto, establecería criterios de financiamiento estables y no conflictivos con otras políticas sociales, con reformas tributarias progresivas.

RD: ¿En qué consiste el ingreso ciudadano por niñez que postula?
RLV: Consiste en garantizar el derecho de todas las niñas, los niños y adolescentes a recibir de forma universal e incondicional un ingreso. Pero no es una política concebida como un derecho que se encierra sólo en la niñez, sino como un primer paso hacia el reconocimiento de un ingreso ciudadano universal e incondicional a todas las personas. Esto reconocería que el derecho al ingreso es un derecho humano imprescindible para que las personas tengan capacidad autónoma para sobrevivir en la sociedad.

RD: ¿Qué piensa de la posibilidad de que el beneficio se extienda a las mujeres embarazadas?
RLV: Es una medida adecuada, pero debería ser bajo el criterio de ingreso ciudadano incondicional e igual para todas las mujeres embarazadas.

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