Un análisis en perspectiva de la muestra «Pensar en abstracto», que tuvo lugar en el MACBA
Por Luján Torralba
Las figuras y las formas geométricas ofrecen un lenguaje propio y magnético que hipnotizan a través de las retinas. Pensar en abstracto, la exhibición de diversos artistas plásticos que finalizó en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, es una llave al mundo de los puntos infinitos y su multiplicidad de sentidos.
“La abstracción geométrica es mucho más que el resultado del escrutinio de las posibilidades formales de la geometría. En la práctica de los artistas modernos y contemporáneos, se constituye como un campo de pensamiento a través del cual se desarrollan numerosas investigaciones plásticas y conceptuales. La configuración del espacio, los sistemas compositivos, el dinamismo óptico, los efectos combinatorios, las modulaciones cromáticas, la construcción y deconstrucción de visualidades y formas, las reflexiones materiales y contextuales, son algunos de los intereses que han orientado esas búsquedas”, expresa Rodrigo Alonso, curador de la muestra, en el texto que escribió especialmente para la ocasión.
A través de la contemplación de las instalaciones, obras cinéticas, videos, esculturas y pinturas sobre diversos materiales que se exhiben en el museo el espectador puede configurar, poco a poco, ciertos lazos entre las obras y las imágenes que su mente dispara. La red de subterráneos de una ciudad, el diseño de los vuelos de las aves, los planetas de una galaxia, son algunas de las referencias posibles que pueden florecer en esta experiencia.
El museo es el lugar ideal para pensar en abstracto. Las paredes de hormigón armado, el silencio en las salas, los escasos bancos situados en puntos estratégicos del espacio para poder mirar las obras, las rampas que comunican los distintos pisos y el estilo minimalista en general, colaboran para que el visitante se sienta en sincronía con la propuesta. Tal vez, será por este motivo que quienes recorren las salas se permiten sumergir en las figuras geométricas para sintonizar con el orden y la armonía que propone el lugar.
Tarde de un sábado soleado, los transeúntes que caminan por la avenida San Juan desconocen los pequeños mundos que alberga el museo. La entrada para estudiantes y menores es de 30 pesos, un valor accesible y considerado en relación a la exhibición que se contemplará. Marta Minujín, Rogelio Polesello, Garciela Hasper, Julia Masvernat, Mariano Vilela y Alejandro Puente son algunos de los reconocidos y talentosos artistas cuyas obras pertenecen a la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires – Fundación Aldo Rubino y que fueron seleccionadas a partir de la idea de la geometría como herramienta de investigación para esta muestra.
El artículo “Arte Fractal” del libro Grupos, movimientos y tendencias del arte contemporáneo desde 1945, escrito por diversos autores y publicado por La marca editora, manifiesta que “en el arte abstracto geométrico científicos y artistas experimentaron la descomposición en fragmentos y recomposición según procedimientos de auto-similitud entre escalas elegidas. Las configuraciones rizomáticas recuerdan a las redes de la cibercultura”.
Estos rizomas que menciona el artículo que pueden apreciarse en obras como Sistema de Alejandro Puente, proyectan en la mente del espectador imágenes y nociones referidas a internet no sólo en su forma concreta y en el diseño de placas tecnológicas, sino también en su significado abstracto en referencia a las redes sociales, las búsquedas infinitas de datos, las conexiones de archivos a partir de una palabra “madre” y la viralización de contenidos. No es casual que una niña de 12 años haya dicho frente a esta obra, en el museo, “parece una imagen pixelada”.
La repetida sucesión de puntos, líneas y figuras que forman el cosmos del video de Christian Wloch, Sincronización espacial, es hipnótica. Diseños mandálicos que se construyen, se deconstruyen, se destruyen y se vuelven a construir en esta proyección de la cual, con solo mirar unos segundos, se producen múltiples asociaciones. Una nueva galaxia una y otra vez que, como dice el artículo “Arte fractal”, forman un nuevo orden con irregularidades microscópicas que integran el azar.
El recorrido por Pensar en abstracto es justamente eso, un espacio perfecto para abismarse en formas geométricas y dejar que el pensamiento se libere y encuentre a partir de un punto, un cosmos.