Un centro cultural no convencional en pleno Palermo. Descubrí este lugar donde la música, el arte y la diversión van de la mano

Por Agustina Ordoqui
@agusinha

quetzal 2

Dícese que el quetzal es un ave de colores estridentes, que sabe cómo llamar la atención y que lleva la sangre latinoamericana en las venas. Este pájaro, típico del centro del continente, es el que inspiró a los fundadores de El Quetzal a la hora de elegir el nombre de este centro cultural enclavado en pleno corazón de Palermo.

“A los cuatro nos gusta viajar y le queríamos dar al lugar una impronta latinoamericanista. Buscando ideas llegamos a este pájaro que era sagrado para los mayas y simboliza la libertad porque todavía no ha podido ser reproducido en cautiverio. Y este proyecto nos dio a nosotros libertad”, revela Mariano Viceconte.

Los “cuatro” son él, Marcelo Castresana, Fernando Mariño y Horacio Santisteban, y el “proyecto” no es más ni menos que El Quetzal. “Estábamos cansados de la rutina de la oficina, y queríamos escapar de todo eso”, explica a Revista Dínamo Mariano, de 31 años. Así empezaron en 2010 y vieron finalmente concretarse su iniciativa un año más tarde.

Pero, ¿por qué el aburrimiento los llevó a construir una casa cultural? “Había mucha oferta en la ciudad, pero poco espacio y lo que había ofrecía condiciones malas para el artista. Decidimos poner un lugar que entendiera más el lado del artista, para el que es un trabajo también, y tratar de ser más justos”.

El Quetzal ofrece de todo. En la sala, sucede a veces la música, a veces el teatro; y de fondo, siempre hay una muestra de arte o fotografía. También está el patio donde funciona una exposición de esculturas y se impone un mural que cambia todos los años.

El mural actual, de Ice y Oz Montania, se llama Niños Santos, “que es la forma en que María Sabina, una chamana mexicana, llamaba a los hongos”, según comenta Viceconte. Se ve entonces un bosque de hongos con aborígenes haciendo el ritual sagrado: “Es una reivindicación de esas prácticas de los pueblos originarios”.

quetzal 3

La mencionada impronta latinoamericana no solo se hace notar en los artistas. Además de funcionar una barra ideal para compartir el rato con amigos, también se sirven sándwiches inspirados en distintas comidas típicas de la región.

Como la mayoría de los espacios alternativos de la ciudad que lucharon por la ley de centros culturales, El Quetzal es autogestionado y de la venta de esa barra proviene la mayoría de sus ingresos. Por eso, hay muchas personas que van directamente en busca del bar y, al llegar, se encuentran con que también hay arte y cultura.

“Se puede venir y no saber que esto es un centro cultural e igual estar consumiendo cultura. Venís al patio, te tomás una cerveza mirando un mural, no necesitás entender nada de arte. Es un lugar distendido. La galería de arte tiene una sala de música o la gente come algo y mira cuadros”, remarca Mariano.

Y concluye: “A diferencia de un centro cultural corriente, El Quetzal tiene un contacto más directo con la gente, el barrio y los artistas. La oferta es distinta; esos espacios van por lo tradicional. Nosotros representamos otro tipo de arte, al arte independiente”.

El Quetzal
Guatemala 4516
www.elquetzal.com.ar