A pocos metros de la Estación San Fernando del Tren de la Costa, el Tigre esconde un lugar donde rebalsa el color, la creatividad y el aroma a arte: el Boulevard Sáenz Peña
Por Gisela Etlis
Ubicado en el Boulevard Sáenz Peña, entre Albarellos y Sarmiento, este espacio se convirtió en un distrito dedicado a los amantes de la pintura, los aficionados a las antigüedades y a aquellos quienes saben disfrutar de un buen plato de comida alrededor de obras independientes y enredaderas.
Un verdadero paraíso en la Tierra, que se acerca a esos comienzos de Plaza Serrano cuando no estaba invadida por las grandes marcas de indumentaria y asomaba ser un lugar cool en Buenos Aires. Quizá a un visitante viajado, el lugar le remonte Montmartre, el bohemio barrio de pintores de París.
En el marco de la Noche de las Artes que se realizó el fin de semana pasado, a la par de la “Noche de los Museos”, se inauguró Club Albarellos (Albarellos 280), la galería de artes y oficios en la que exponen cuadros, láminas, libros y stencil, trabajados por Consuelo Vidal y Tester.
Ya en el Boulevard, parecida a un laberinto de colores, el restaurante de Soledad Benvenuto que lleva el nombre de la calle, tiene una tienda arriba, en la que, luego de comer uno de los deliciosos platos de Juliana López May (quien tiene su propia escuela de cocina en el boulevard), se pueden oler y comprar los productos aromatizantes de Voluspa. Pero el juego para agudizar el olfato también vale para el Almacén de las Flores que combina el aroma natural de las flores con el de la verdura fresca, comida sana y el café caliente.
En el Atelier 5 se venden obras de diferentes artistas y en la semana, se brinda un taller de arte. Este fin de semana, dedicaron un importante espacio a homenajear a Frida Khalo, con cuadros, espejos y manualidades en tela que llevaban la cara de la artista mexicana.
La Usina Cultural Sáenz Peña, que brinda talleres también, decidió mostrar obras en pintura y madera de David Klauser, Javier Torres, Tempe Hernández, Catalina Sanchez Bardi, Isabel Battilana, Carolina Weisz, Jorgela Argañaraz y Luigi Brisso.
En el epicentro del arte, la ropa no puede faltar. El Boulevard tiene a Lucila Negri que vende sus diseños y Alto Pirulo, el mercado de indumentaria vintage.
El placer de los nostálgicos
Un poco más alejada del recorrido artístico, en la esquina de Pizzarro y Albarellos, se encuentra Don Toto, la tienda de antigüedades de Soledad Benvenuto. Frascos, máquinas de coser, el armario de la abuela, los libros que usaban papá y mamá en la escuela, la revista Para Tí de 1962, la colección de libros de Perón y Evita, los juguetes de época, láminas con publicidades de jabón para las mujeres que debían quedarse en casa. Un viaje de ida a épocas pasadas, Don Toto abrió el fin de semana como adelanto, ya que la inauguración oficial de este manjar de recuerdos será en marzo.
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