A 40º años del golpe de Estado en Chile, Revista Dínamo comparte en línea los tres documentales realizados por el cineasta para preservar la memoria y no caer en el mito de que “la dictadura sirvió”

guzman

La cámara está entre medio de una camioneta repleta de personas que retornan de sus trabajos. El plano de atrás muestra como los hombres trajeados, de camperas negras y buzos de lana se agarran con un brazo de lo que pueden para viajar con un pie adentro y otro en el aire. De repente, el foco se mete y ahí está entre la muchedumbre. Cerca, el cronista entrevista a un señor de bigote recortado que llega a la comisura de su labio. “Este es el momento para que el pueblo demuestre la capacidad de lucha que ha forjado durante este proceso. Aquí se ve el sacrificio que se hace con tal de seguir produciendo”, dice.

Parte 1: La insurrección de la burguesía

Es el año 1973, es el Chile de la presidencia de Salvador Allende, es una camioneta puesta en marcha por los trabajadores para sortear el paro de los “transportistas” de Santiago que busca desgastar al gobierno. Así es el clima de la trilogía La Batalla de Chile de Patricio Guzmán: acción de la derecha para torpedear la economía o la institucionalidad del país, explicación de su por qué y contraofensiva de los partidarios de Allende. Para eso, se vale del archivo de los canales televisivos de ese momento y sobre todo su registro propio de hitos históricos.

Parte 2: El golpe de Estado

El documental responde a cada pregunta de nene de menor a mayor con el fin de complejizar la narración y terminar con una síntesis de los movimientos, estrategias e idiosincrasia existente en ese momento histórico. Quizás, lo mejor de la película sea la sensación de que, a medida que se avanza, se descubre algo nuevo y desconocido. No por nada la trilogía La Batalla de Chile está llena de premios y se vende en cualquier feria de izquierda que uno pise.

Parte 3: El poder popular

Nota completa (de archivo), por Bruno Sgarzini