Lilith es la diosa oscura de Palermo. Ubicada en Paraguay 4399, es un refugio de los pensamientos más profundos y fantásticos. Aquí, Andy, su dueño, y su mundo de relaciones.
Por María Luján Torralba
@lujitorralba
“Dos libreros, día a día, vinculan temáticamente una serie de libros. Imaginan una selección. Invitan a un recorrido. Un conjunto que vincula ideas, texturas, ritmos.” Así se presentan Fede y Andy, libreros de Lilith, en su página menulilith.blogspot.com.ar. Es que es esa capacidad para relacionar los textos y esa lectura analítica de ambos que hace de Lilith una librería diferente. Definitivamente, en Lilith desbordan los libros intelectualmente excitantes.
En pleno Palermo, Lilith es una librería de barrio donde nada tienen que ver los intereses comerciales de las grandes cadenas editoriales y donde los vecinos pueden encontrar un nicho de culto. La necesidad de atraer clientes llevó a Andy Andersen, su dueño y mentor, a comprar una pizarra y escribir allí recomendaciones de libros que luego colocó en la vereda, a lo cantina. Y así fue, que este detalle anecdótico, hoy es una de las características más pintorescas de la librería. En el menú, que incluye Entrada, Vino de la casa, Plato principal y Postre, se ofrecen exquisitos y seductores textos. Del otro lado de la pizarra, siempre hay una frase que impacta en las pupilas de los transeúntes.
“Los menús a veces los armo yo y a veces Fede. La selección la hacemos con varios días de anticipación y nunca se repite. Quizás, lo que si, por ahí algún libro, porque un libro no abarca un sólo tema y suele dar para muchas cosas que disparan hacia varios lugares. Es una búsqueda, y las relaciones se dan solas a lo largo de la lectura de un relato.” Así explica Andy cómo surgió esta original idea. “Mucha gente entra y pide lo del menú y hasta lo ha comprado completo, como que aceptaron la carta. Igual la idea no es directamente sugerirle a la gente que compre esos libros, sino mostrar cómo ese libro tiene puntos en común con con otros. Es muy estimulante. Además, da a entender la idea, de que al entrar el librero te va recomendar, que sabe lo que te está vendiendo. A la gente le encanta, pasa y te dice ‘muy bueno lo de hoy’. Por lo general, tratamos de poner cosas que shockeen un poquito el pensamiento.” Aclara: “No hay una premisa de que tal libro se propone tal día, muchas veces las coincidencias con algún hecho político se dieron de casualidad, llámese casualidad o algún tipo de percepción que está latente ahí y se revela.”
Otro detalle, que no es para nada menor, que hace de Lilith una librería fetiche, son sus libreros. Andy y Fede se conocieron hace ocho años atrás cuando Lilith estaba ubicada sobre Av. Santa Fé entre Scalabrini Ortíz y República Árabe de Siria. Andy comenzaba con el local que vendía libros y discos, y Fede trabajaba en la editorial El cuenco de Plata. Luego de los devenires de la vida, Lilith se muda a la calle Paraguay y Andy necesita a un compañero. “Justo Fede se había quedado sin laburo así que le dije: venite. Él tiene una locura que a mí me interesa. No sé si coincidimos en todo lo que pensamos, pero a mí me interesa que él tenga su raye particular. Es un tipo que habla hasta por los codos, no le tiene miedo a nadie, él es él y no se achica ni ante un profesor, un intelectual, ante nada, y esas cosas me resultan atractivas.” Recuerda Andy, quien también destaca el valor de la figura del librero. “Me parece que en una librería que es una cadena, la figura del libero no existe. Yo en general conozco todo lo que vendo, las editoras con las que trabajo me mandan los libros y, si hay algo que me interesa, lo sigo. Acá hay varios expuestos que tienen que ver con un mambo mío con colaboración de Fede y no por un acuerdo económico. Nosotros tratamos de promover el oficio.”
Andy le rinde homenaje día a día a su profesión. Con su barba blanca y sus pequeños anteojos parece salido de algún extraño libro de su biblioteca. Sus sugerencias y consejos sobre libros son reconocidos entre sus clientes. “Siempre trato de recordar qué es lo que le gusta a cada persona. Es más, hay gente que se siente mal sino me acuerdo sus gustos. Hay gente que está muy sonada y pretende que el librero sea un psicólogo. Y sucede eso también por estar en un barrio con muchos psicoanalistas, mucha gente viene y hace la previa acá, o después de la sesión. Incluso después viene el psicólogo.”
Aunque se quiera diferenciar de los analistas, Andy reconoce que para recomendar libros, debe comenzar a indagar en la personalidad y los gustos de cada persona, y a partir de eso, sugerir textos que se relacionen desde lugares nuevos. “Si una persona me dice que le gustan los policiales puedo recomendarle un libro que no es un policial pero que se lee como si fuera un policial. Última resaca de Patrick Hamilton es una novela que se desarrolla en 1939, sobre un alcohólico que se relaciona con una mina que es más alcohólica que él, mala persona, y lo usa permanentemente. El autor a través de las voces que aparecen allí hace un recuento de la cantidad de nazis que había en Londres en aquél año. Y es una novela que te la devorás como un policial pero no lo es.” Agrega, “El otro día vino una persona a comprar Los Lemings de Casas y yo le dije que no lo tenía porque no me gusta su editor. Los libros de Casas tienen mucho que ver con un lenguaje coloquial, los personajes son gente común, y suele haber drogas por ejemplo, entonces yo le presenté otro relato que está muy bueno Poesía Alucinógena de la editorial Milena Caserola. Digamos que poéticamente no va por el mismo lugar que Casas pero si temáticamente. Y lo estuvo mirando un rato y se lo llevó.”
En Lilith todo tiene que ver con todo. El menú, su dueño, su vidriera y su nombre. Si bien el local es más bien pequeño, la explosión de libros pegados en la vidriera llama la atención y es la imagen más gráfica para describir lo que habrá dentro. No por desorden sino por excentricidad. “Un día vino un cliente y me lo sugirió. Después otro día llegué con una locura bárbara y empecé a pegar todos los libros que están ahora y le encantó a todo el mundo. Surgió de la necesidad. Me gusta cómo queda, por ahí un mueble es más ordenado, pero esto tiene más que ver conmigo”, dice Andy. Editoriales independientes, autores argentinos (varios de ellos amigos de Andy) y ediciones nacionales de libros que sobresalen por la alta calidad de sus textos, completan esta librería, cuyo nombre surgió a partir de El libro de los Seres Imaginarios de Jorge Luis Borges. En Lilith, la intensidad de las palabras escondidas entre las hojas, marcan las pulsaciones de un refugio alucinante.
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