Mati Zundel, alias Lagartijeando, lanzó su album debuto Amazónico Gravitante. Una mixtura de ritmos autóctonos, sonidos psicodélicos y vibra magnética.
Por María Luján Torralba
@lutijuana

“El viajar me hizo encontrarme con una parte dormida que corresponde a lo ancestral, algo que está latiendo en el cuerpo”. Como un Siddharta latinoamericano, Mati Zundel es un ser místico que busca la verdad de los orígenes y revelarsela al mundo con unos pocos instrumentos musicales y una laptop. Desde su infancia en Dolores, Provincia de Buenos Aires, investiga diferentes estilos de folklore como el tinku, la charangueada, los huayanos peruanos y variados estilos de América Central. Sin embargo, fue a partir de su viaje iniciático bordeando el Pacífico donde descubrió los cantos tribales y ritmos nativos de cada región atravesada.
Bajo un concepto musical global que fusiona una estética futurista con culturas milenarias, Mati Zundel, alias Lagartijeando, lanzó su primer disco Amazónico Gravitante del sello ZZk Records. “Soy de un pueblo campestre, de chico pase muchos meses en el campo. Aunque más de grande, cuando empecé a ir a la ciudad, quede fascinado por ella, y creo que todo el tiempo estoy moviéndome sobre un lugar indefinido” Así se identifica Mati y se ve reflejado en su álbum debut donde los modernos loops acompañados de sonidos autóctonos sacuden hasta los huesos.
Como un hechicero indígena, Zundel sabe realizar los conjuros exactos para desprender el alma del cuerpo al ritmo de cumbias electrónicas. Para Amazónico Gravitante, como si hiciera falta una muestra de su recorrido mágico, contó con las colaboraciones artísticas de Miss Bolivia desde Argentina, el uruguayo El Socio, el boliviano Ciudad Satelite y Boogat, músico canadiense de sangre mexicana.

Revista Dínamo: ¿Qué expectativas tenés para la recepción de Amazónico Gravitante?
Mati Zundel: La verdad es que estoy muy contento de que se haya materializado dicha etapa de creatividad. También mucha gente siente que de corazón le gusta mucho y disfruta de buenos momentos, así que ya eso es lo máximo.
RD: Dado que es tu álbum debut, ¿qué representa para vos su lanzamiento?
MZ: Es el inicio de algo nuevo y la continuación de algo antiguo, a su vez. Pero sí creo que se me cumplió ese gran sueño.
RD: ¿Qué significa hacer un disco en la era de la música online?
MZ: ¡Uf! es un tema que últimamente uno se lo plantea. Yo soy fanático de las grabaciones. Lo que más me gusta es producir música nueva, pero sí siento que hoy día los costos que demanda hacer un disco están muy por debajo de las ganancias directas que se obtienen por la obra. Creo que algo está virando más a lo espontáneo y directo, que a las producciones super complejas.
RD: El disco fue editado por ZZK Records a nivel internacional junto P-Vine en Japón y por Waxploitation en Estados Unidos, donde también sale un doble vinilo por Crosstalk. ¿Cómo lograste alcanzar un nivel internacional siendo tu primer CD?
MZ: Es loco cuando se lee así. Siento que tiene dos motivos: el primero, es que tiene mucha pasión, trabajo y amor. Y el segundo, es porque justo salió en el lugar y en el momento en que estaba ese espacio para ser ocupado. Siento que si hubiera salido hace tres años atrás, la cosa sería muy distinta.
RD: ¿Con qué criterio elegiste a los artistas que colaboraron en el disco?
MZ: Cada uno vino de diferentes mundos. Con El socio, por ejemplo, se dio por una cuestión de contactos entre amigos en común. Miss Bolivia, también. Y con Ciudad Satélite fue distinta la cosa, con él somos amigos desde la universidad. Luego se fue a vivir a Cochabamba, Bolivia, y hace dos años fui a su casa una temporada y, entre guitarreada y guitarreada, salieron muchos temas, eso le dio algo bastante fresco y natural.
RD: Formas parte de la comunidad ZZK, ¿en qué te diferencias a otros artistas de la compañía?
MZ: Cada uno tiene su mirada particular sobre cómo la música folklórica latinoamericana se cruza con las nuevas tecnologías. Mi influencia quizá tiende más a la canción popular, a la raíz folklórica, a las letras entre otras cosas.
RD: La cumbia electrónica suele ser catalogada como música popular de culto ¿Cómo te sentís al respecto?
MZ: A mí las etiquetas mucho no me entusiasman. También me parece que hay algo que es mutante todo el tiempo sobre este estilo y es difícil de deducir hacia dónde va y ponerle un nombre.
RD: ¿Qué proyectos tenés?
MZ: En este momento, estamos perfeccionando un nuevo show que estamos preparando junto a Diego Murovankin, quien me acompaña haciendo de Dj, cantando, tocando guitarra y zampoñas, mientras yo canto y toco el charango y trutruka. Además, estoy experimentando nuevas canciones que seguramente estarán en un próximo disco.
RD: ¿Qué características conservas del chico de campo y de tu infancia que se proyecten en tu obra?
MZ: Con el campo todo el tiempo tengo contacto, trabajo en escuelas rurales dando clases de música. Muchos temas de Amazónico Gravitante también salieron de cuando vivía en el campo y algo de esa frecuencia quedo guardada en mi inconsciente. Por eso creo que no me puedo definir con un estilo de música, disfruto tanto de las cosas intensas y urbanas, como de las campestres y despojadas.
RD: ¿Cuál es una de tus canciones favoritas? ¿Por qué?
MZ: Aero tinku, me parece que suena energizante, vitalizante, y a su vez tiene una raíz muy folclórica por el beat y la instrumentación andina, pero con un background de modernidad y quilombo que conviven bastante bien. Disfruté mucho del proceso de creación.
RD: ¿Tenés un lema que quieras compartir con Dínamo?
MZ: Nada es real, todo está permitido.

Foto 1: Pedro Quintans
Foto 2: Marc van der Aa
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